Guantánamo, 15 nov (ACN) Cuando Yolanda Gutiérrez Argüello, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en Imías, habla emocionada del papel de la juventud desde que la cosa se puso “fea” con el huracán Oscar, la tenebrosa noche del 20 al 21 de octubre pasado, no exagera.
Recuerdo que en medio de las intensas lluvias, unos ocho jóvenes se acercaron y me dijeron: ¡estamos aquí, secretaria!, ¿para dónde tenemos que ir?, mientras, 20 más estaban en otras zonas, me recordaron que no estaba sola y me levantó el ánimo saber que juntos íbamos a la pelea; a pesar de sus propios problemas, resguardaron a los suyos y se dedicaron a salvar a los demás.
Nos distribuimos las tareas y las asumieron decididos, a pesar del riesgo que corrían, compartió con la Agencia Cubana de Noticias la líder juvenil, que desde los 14 años es militante de la UJC, se insertó desde temprano como dirigente de base de la Federación de Mujeres Cubanas y creció en esas organizaciones políticas y de masas junto a su padre, quien fue presidente de su Comité de Defensa de la Revolución durante muchos años.
Estudié la carrera de Gestión de Información en Salud después del 12 grado, pero al culminarla no había ubicación y comencé a trabajar como bibliotecaria en el sector educativo, ahí llegué a secretaria del comité de base de la UJC, hasta incorporarme al trabajo profesional de la organización, explica.
También es graduada de Gestión Sociocultural para el Desarrollo, pero se ha dedicado a la organización juvenil, en la cual lleva un año y seis meses en el cargo de primera secretaria de Imías, y hoy, lidera con orgullo a 834 militantes activos, quienes siguen su ejemplo de dedicación y entrega.
Refiere que el trabajo con la juventud es fundamental, puesto que son el futuro de la Revolución, pero a la vez difícil, por los retos de esta etapa que les ha tocado vivir, en la cual algunos tienen aspiraciones y sueños fuera del país, no obstante, muchos están a la vanguardia, y acometen las tareas que se han propuesto.
No olvido la primera llamada en el puesto de mando, nos movilizamos los tres del grupo político ideológico que estábamos allí, hacia la zona de Educación, donde se encontraba un señor mayor de 70 años solo, lo ayudamos a salvar sus pertenencias.
A pesar de la creciente del agua que le llegaba a la cintura, el hombre se mostró reacio a abandonar su hogar y logramos contactar a las autoridades del Ministerio del Interior para que lo ayudaran a evacuar y así lo hicieron, dijo.
Mientras continuaban su labor, el grupo apeló, con megáfono en mano durante un recorrido en carro, para instar a los vecinos a ayudar a quienes estaban en las zonas más afectadas, sin embargo, se complicó, porque se dieron cuenta de que muchos enfrentaban las inundaciones y otros los deslizamientos de tierra.
Cumplimos el objetivo de alertar a las personas, hubo quienes fueron sorprendidos por el agua mientras dormían, destacó Yolanda.
Después continuamos avisando y cuando el río ya no daba paso, nos volvimos a incorporar al puesto de mando, las llamadas no paraban, la gente pedía ayuda y fue muy importante que no cayeran las comunicaciones.
Una de esas llamadas fue de personas atrapadas en un baño con una señora postrada, y estábamos desesperados, cogimos picos y todo lo que sirviera para abrir la puerta.
El problema era el río que estaba muy crecido y no nos dejaba avanzar, parecía un mar, la solución fue avisarles a los militares que estaban cerca y ellos fueron a salvarlos, rememora.
La presencia en los rescates de Anisley, jefa del Sector Militar, ascendida recientemente a coronel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, me inspiró, verla activa al frente de su equipo, sin miedo, fue un verdadero ejemplo de liderazgo, una "Mariana de estos tiempos" , calificó orgullosa la joven.
No se detuvo y narra que se dirigieron al políclinico Ciro Frías y con lágrimas y sentimientos a flor de piel, recuerdó los rostros desesperados de madres, embarazadas, niños y ancianos, a quienes ayudaron a evacuar del centro médico, inundado hasta la cintura, y a pesar del caos lo hizo, consiguió auxiliarlos, al igual que a más de cinco familias en otras zonas.
Esta experiencia me enseñó lecciones como la toma de decisiones, no se puede esperar a que alguien indique, hay que correr el riesgo, y fue grato sentir que lo hicimos bien, salvamos vidas, con solo un fallecido en una situación donde se temían muchas más.
Yolanda, madre de 33 años, optó por trabajar en lugar de quedarse con sus hijas, las cuales dejó a resguardo con su suegra y se incorporó al puesto de mando esa madrugada, “porque me gusta estar en el momento preciso, sin dejar nada a medias”.
Su hogar en Jesús Lores no sufrió daños totales, sólo un muro se derrumbó, y ahora tiene como tarea pendiente limpiar los escombros; mientras tanto, está completamente enfocada, junto a los jóvenes, en la recuperación de las casas casi sepultadas por los deslaves de las montañas y en la orientación a sus militantes, quienes han demostrado un compromiso admirable.
Como también es delegada en su circunscripción, visita y escucha a su comunidad, y aunque alrededor de tres viviendas fueron afectadas, su zona la apoya y anima para que esté presente en otros barrios gravemente devastados, donde su ayuda es aún más necesaria.