La Habana, 14 sep (ACN) El huracán Iván mantuvo hace dos décadas en suspenso a millones de cubanos, cuando del 8 al de 13 septiembre de 2004 transitó por el mar Caribe y con la amenaza de que la recurva cortara el territorio nacional.
Mientras avanzaba, sus bandas externas golpearon la franja sur del archipiélago con fuertes lluvias y vientos entre 80 y 120 km/h, comenta el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológíca de Cuba. En su trayectoria hacia el oeste, mantuvo la máxima intensidad entre la categoría 4 y 5 de la escala Saffir-Simpson, que clasifica los ciclones tropicales según la intensidad del viento, añade en su reseña sobre aquel acontecimiento, enviada a la Agencia Cubana de Noticias.
Sin embargo, recuerda, el día 13, a las 9:30 p. m., su centro pasó a 23 kilómetros al oeste-suroeste del cabo San Antonio, que padeció el impacto marginal de la pared del ojo.
De acuerdo con el experto, en ese momento, la presión había bajado a 914 hPa y los vientos máximos sostenidos rozaban los 260 km/h.
Pero al ingresar al golfo de México, los sensores del Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos detectaron la formación de una ola de 28 metros de altura y 200 de longitud, indica al referirse a la magnitud de lo que llegó a llamarse Iván el terrible, en alusión al primer monarca ruso en adoptar el título de zar.
Más de mil millones de pesos en daños materiales provocaron su azote en Cuba, aunque debido a las medidas previamente adoptadas no hubo muertes.
No obstante, los daños ambientales en la península de Guanahacabibes llegaron a ser enormes, pero por la infinita resiliencia de la naturaleza, ya casi nadie se acuerda del paso de Iván, uno de los huracanes más intensos del presente siglo.