La Habana, 1 may (ACN) En el calendario se enumeran fechas señaladas que no por esperadas dejan de sorprender y una que reconoce en su justa medida la dignidad y resiliencia del pueblo trabajador nunca puede pasar por alto.
Las movilizaciones, congas, pancartas, los ojos transnochados y el colorido habitual son el canto por la vida de una isla erguida frente al odio y el crimen en su pretención de borrarla del mapa, y no conforme con ello, patenta al planeta su derecho soberano a soñar y crecer por sí misma.
En tal grito de irreverencia marchan también muchos amigos incondicionales de la mayor de las Antillas que acuden a acompañar a los humildes en su fiesta, en acto hereje al desoír las amenazas prepotentes de un imperio aislado en su intento de cerco.
No por gusto el Primero de Mayo en Cuba constituye, junto a otras manifestaciones y luchas, parte de la mística de un proceso peculiar e incomprensible para quienes solo ven por números y ganancias.
El hecho de que una vez más no sea posible celebrarlo en la Plaza de la Revolución de siempre, escenario de otros tantos momentos trascendentales, evidencia el arreciamiento del asedio y la voluntad de sobreponerse a las barreras y seguir adelante con esfuerzos y recursos propios.
Momentos como estos bien pueden auscultar los latidos vigorosos de un pueblo en su decisión irrevocable de vencer a pesar de las carencias y dificultades impuestas.
Palpitaciones en sintonía con una Revolución reinventada cada día para sortear las carencias provocadas por aquellos que dirigen sus intentos más sofisticados en función de asfixiar el proceso y responsabilizarlo de todos los males.
Y ese esfuerzo heroico merece ser acompañado con resultados, eficiencia; llamar a los problemas por su nombre y asumirlos sin complejos; trasladar a la realidad la consigna; corregir distorsiones y combatir toda manifestación de corrupción conscientes que en esa batalla que se libra hoy está en juego la continuidad del proceso socialista y revolucionario.
Ahí, muy resumidos, los mensajes de un Primero de Mayo con la máxima inaplazable de unir y crear.