La Habana, 1 ene (ACN) La temporada ciclónica de 2024 en la zona del Atlántico norte, incluido el Golfo de México y el Mar Caribe, confirmó el pronóstico de los meteorólogos cubanos de que sería muy activa, cuando en en sus seis meses de duración contabilizó 18 organismos con nombre.
En su ciclo de junio a noviembre, hubo siete tormentas tropicales y 11 huracanes, de los cuales cinco alcanzaron la categoría de 3 o superior, de un máximo de cinco en la escala Saffir-Simpson que mide su intensidad.
Un estudio sobre su ciclo génesis, del profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba, coincidió a plenitud con los estimados de los profesionales del Instituto de Meteorología de Cuba.
De acuerdo con Ramos Guadalupe,comenzó su intervalo vivaz con la primera depresión el 19 de junio, germen de la tormenta tropical Alberto 12 días después y la vertiginosa intensificación de Beryl evidenció su hiperactividad.
Lo cierto es, continuó, a las 11:00 p.m. del primero de julio (hora de Cuba) se convirtió en el huracán categoría 5 de más temprana formación en cualquier temporada anterior en la región atlántica.
Sin embargo, después de Beryl surgió la efímera tormenta tropical Chris, y seguidamente, del 9 de julio al dos de agosto, el Atlántico quedó inactivo 23 días, añadió y explicó en detalle su minucioso comportamiento.
Reanudó su marcha con la formación de Debby y más tarde Ernesto, hasta el 20 de agosto, cuando sobrevino otro intervalo sin ciclones.
Pasaron dos semanas y la calma tropical duró 20 días, hasta el nueve de septiembre, cuando emergió el huracán Francine, seguido por 12 organismos más hasta la tormenta tropical Sara, disipada el 18 de noviembre, aunque renovó sus fuerzas con seis ciclones en septiembre.
Ramos Guadalupe sentenció que 2024 constituyó un año de tormentas y huracanes que marcó huellas en Cuba, a lo cual se sumó las contingencias energéticas, apagones y hasta fenómenos sísmicos.