Artemisa después de Rafael

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ACN - Cuba
Rommell González Cabrera Foto del autor
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08 Noviembre 2024

Artemisa, 8 nov (ACN) Muchos hablarán del huracán Rafael, contarán sobre la tarde del 6 de noviembre de 2024 en Artemisa; de techos volando, de ventanales caídos, de árboles centenarios arrancados de raíz, de destrozos en hospitales y escuelas. 

   Se contarán historias de lo que vino después, de desafíos, de innumerables gestos de solidaridad, de cómo las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) apoyaron la limpieza de las vías para facilitar el trabajo de recuperación eléctrica. 

   Muchos pequeños grabaron en su móvil y mente la técnica empleada para levantar los troncos de las calles; al joven de la motosierra, a la mujer con sombrero y pañuelo que apilaba hojas en la avenida. 

   Artemisa es un hervidero. Se trabaja en instituciones educativas, centros de salud,  de trabajo y en las propias viviendas. No se descansa.  Los vehículos de Etecsa y la Empresa Eléctrica sacan miles de sonrisas. 

   Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente del Consejo de Defensa Nacional, ya visitó la provincia en dos ocasiones. 

   “Amanecimos en el Consejo de Defensa Nacional chequeando la recuperación. Luego volvimos a Artemisa, provincia más afectada por Rafael. Muy complejo el tema eléctrico allí, también fuertes los impactos en agricultura. Pero el ajetreo de la recuperación ya es palpable”, escribió en X el mandatario. 

   También vinieron viceministros de varios sectores, hallaron un pueblo que no se deja vencer.    

   Durante el paso del huracán nacieron 11 bebés en el Hospital Ciro Redondo García, en la capital provincial, cada alumbramiento sumaba alegría, portaba esperanza. 

   ¿Qué decir de los grupos de la Cruz Roja? Fui testigo de la evacuación de un adulto mayor con problemas de visión hacia la casa de un vecino, de una familia con un menor, de la seriedad de los voluntarios. 

   En tiempos de huracán muchos se juegan la vida para salvar a otros. Y esas historias hay que contarlas. 

   Después del ciclón llegan la calma y la reflexión. Después de Rafael cada artemiseño podrá hacer su diario, escrito o imaginado. Es historia que no se puede enterrar.