La Habana, 18 nov (ACN) El lobby principal del Palacio de Convenciones de La Habana se convirtió sobre las dos de la tarde de este sábado de noviembre en un ir y venir de los participantes en la IV Conferencia la Nación y la Emigración, encuentros y saludos matizaban la jornada vespertina, cuando descubrieron al Presidente.
Díaz-Canel se disponía a entrar al salón plenario para continuar la sesión del evento y fue interceptado por muchos que querían saludarle de cerca, retratarse con él, llevar el recuerdo en teléfonos y tablets para mostrar a los que no pudieron venir.
Unos le daban la mano, otros le abrazaban tan campechanos como si lo conocieran de toda la vida, los más daban las gracias por la posibilidad de formar parte de este momento histórico, en el que Cuba, luego de 19 años, vuelve a encontrarse con sus connacionales que viven en otras latitudes, pero que están unidos por la voluntad de defenderla.
Nadie entraba al plenario, fueron largos minutos de algarabía y se pasaban la noticia de que el Presidente se retrataba, los saludaba, con paciencia y amabilidad, algo inusitado para muchos, pues no suele ocurrir frecuentemente con otros mandatarios, según se escuchaba en los comentarios en el entorno.
Este fin de semana sesiona la cita que, en un contexto complejo debido a crisis económica, post pandemia y bloqueo recrudecido, reúne a 371 cubanos radicados en el exterior; con el común denominador de querer lo mejor para la Patria que los vio nacer, personas que defienden la soberanía de la nación allende los mares.
En el numeroso grupo están los que organizan actos de solidaridad con Cuba cada vez que los que la odian buscan entorpecer su desarrollo, los que enviaron donativos de alimentos y medicinas en el mayor pico de la pandemia global de Covid-19, cuando el gobierno de Estados Unidos negó el oxígeno y los respiradores artificiales, los que levantan sus voces en contra del bloqueo.
Díaz-Canel los abrazaba y con él iba el abrazo de mucha gente de la Isla que sabe de la importancia de estar unidos, aunque la separación consista en miles de kilómetros.
Bruno, el Canciller, dijo temprano en la bienvenida: “De las entrañas de la isla se nutre nuestra cubanía, que es cubanidad y conciencia de lo que somos y lo que queremos ser, y emana de aquí la fuerza de la nación y de la cultura cubana”.
En esos abrazos, fotos y agradecimientos que emergieron espontáneamente está la fortaleza y el mejor futuro para los cubanos todos.