Alina Perera / Yaima Puig I Foto:presidencia.gob.cu/
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24 Septiembre 2023

La Habana, 24 sep (ACN) Algún día se contará en todos los

confines, con justeza, qué ha sido la Cuba en Revolución,

cuánto amor ha tenido y tiene para dar, y cuán caro le ha

costado el sueño -inmarchitable- de convertir este mundo

nuestro en un hogar más cercano a lo humano.

Por esa verdad se hizo un nudo en la garganta de muchos, en

la noche de este sábado, mientras se hablaba de bloqueo y se

exigía el cese de ese castigo imperial contra una Isla que

solo adora vivir. Todas las buenas emociones parecieron

juntarse en la Sociedad de Nueva York para Cultura Ética,

donde se congregaron cientos de amigos para dar apoyo a la

Patria que resiste.

El Presidente Díaz-Canel Bermúdez llegó hasta el recinto

hermosísimo y de altos puntales, para decir a la enérgica

multitud que Cuba tiende abrazos al pueblo estadounidense, y

a todos los hermanos del mundo, a todos los que sueñan con

que ese mundo sea mejor.

No había arribado el mandatario -quien lo hizo junto a su

compañera Lis Cuesta Peraza y a los integrantes de la

delegación oficial que le acompaña en estos días de

actividades en Naciones Unidas-, y el alto recinto se dejaba

llenar de vivas a Cuba, a Fidel, al socialismo. Y una vez

que todos estuvieron juntos, se escuchó el canto rebelde de

una joven que proponía a todos: “Construye el futuro, rompe

el bloqueo”, y que recordaba que “un pueblo unido jamás será

vencido”.

Una caja de resonancia perfecta era la bóveda a la cual

llegó también el ministro de Relaciones Exteriores de la

República Bolivariana de Venezuela, Yván Eduardo Gil Pinto,

quien habló de ideas de humanidad, como también lo hizo el

joven amigo de Cuba Manolo de los Santos, el mismo que

estuvo junto a Díaz-Canel, este viernes, cuando el

mandatario salió a la esquina neoyorkina de Lexigton y 38

para exigir el cese del bloqueo imperial.

Hablaron otros amigos. Se escucharon hermosas expresiones,

como que Cuba es patrocinadora global de una salud para

todos; como que los verdaderos revolucionarios aman la vida

y no la guerra; o como que el centro de gravedad del mundo

se está moviendo y desde muchos pueblos que no son las

grandes potencias emergen cambios en momento cruciales para

el planeta.

El latido del mundo, se dijo, está en procesos

revolucionarios que tienen lugar en naciones como la cubana

y la venezolana. El mundo no puede más, afirmó el canciller

venezolano, quien además habló sobre la urgencia de

construir un nuevo modelo social.

La música de Arturo O’Farril -su jazz latino impregnando

cada espacio, y también piezas evocativas de lo cubano más

puro- fue como una especie de pórtico para que en un momento

del acto de solidaridad el dignatario cubano subiera al

podio y compartiera sentimientos y conceptos con la

multitud.

“Nos sentimos muy emocionados y conmovidos, dijo, al estar

participando en este acto de solidaridad de ustedes, las

voces dignas de los Estados Unidos, las voces dignas del

pueblo norteamericano, dando un enorme apoyo a Cuba y

Venezuela, a nuestras revoluciones hermanas, diciendo No a

las sanciones y a los bloqueos”.

Díaz-Canel preguntó si después de todo lo acontecido esa

noche en la Sociedad de Nueva York era necesario que él

hablase, y una avalancha de voces clamó por el Sí.

Entonces el mandatario expresó que ante tales

manifestaciones de solidaridad se siente un enorme

compromiso, porque se sabe que la lucha no es solo por Cuba,

o por Venezuela, sino también por los países del Sur: la

batalla es por “un mundo mejor que es posible”.

De un discurso marcado por la emoción, emergieron los

legados de Fidel y de Chávez; la visita vivida en el 2018 a

esta ciudad llena de amigos firmes; los días históricos

transcurridos en esta semana; y la actual situación que vive

el país caribeño, con ese bloqueo que aprieta el cuello de

una nación entera, pero que no logra el objetivo de quebrar

millones de voluntades.

Un momento muy especial se produjo en el recinto cuando el

Jefe de Estado contó la historia de cómo el gobierno

estadounidense negó a Cuba, en días duros de la COVID-19, el

oxígeno medicinal y el acceso a ventiladores pulmonares.

Cientos de voces desaprobaron ese castigo al unísono; y

acompañaron con emoción, afirmativamente, el hecho de que,

como explicó el mandatario, los científicos cubanos crearon

las vacunas que salvaron al país, los jóvenes fabricaron

ventiladores pulmonares de altas prestaciones; “y así

controlamos -resaltó el dignatario- la enfermedad, con un

control que clasifica entre los mejores del mundo, con

vacunas, medicamentos, equipamientos, y protocolos hechos en

Cuba”.

“Pero también resultó muy importante y altamente

estimulante, recibir en ese complejo escenario la ayuda

solidaria internacional, en particular de grandes cantidades

de jeringuillas que llegaron de muchas partes del mundo, que

llegaron de los Estados Unidos, que las enviaron ustedes”,

destacó el Presidente mientras señalaba a los amigos que se

dieron cita en la Sociedad de Nueva York para Cultura Ética.

Sobre el bloqueo imperial, Díaz-Canel reflexionó: Es cierto

que nos han causado daño, penurias, escases y otras

dificultades, pero no lograron derrumbar la Revolución

cubana ni lo van a lograr nunca: “La resistencia creativa

del pueblo cubano ha demostrado que el imperalismo no tiene

capacidad para doblegar nuestra voluntad ni quebrar el

compromiso de nuestro pueblo con la Revolución y el

Socialismo”, enfatizó.

“Reciban un abrazo fraterno y solidario del pueblo de Cuba,

reciban un mensaje de amistad para el pueblo norteamericano,

y también para todos los pueblos representados por ustedes

aquí”, dijo el Jefe de Estado a sus interlocutores. E hizo

hincapié: Creemos firmemente, como nos enseñó Fidel, que no

hay fuerza capaz de vencer la fuerza de la verdad y de las

ideas.

“Seguiremos junto a ustedes luchado por Cuba, luchando por

el socialismo, luchando por la justicia social, luchando por

conquistar un mundo mejor, y lo lograremos y venceremos”,

afirmó el dignatario que, en otra jornada inolvidable, cerró

sus palabras con un “Hasta la victoria siempre”.