La Habana, 24 sep (ACN) Algún día se contará en todos los
confines, con justeza, qué ha sido la Cuba en Revolución,
cuánto amor ha tenido y tiene para dar, y cuán caro le ha
costado el sueño -inmarchitable- de convertir este mundo
nuestro en un hogar más cercano a lo humano.
Por esa verdad se hizo un nudo en la garganta de muchos, en
la noche de este sábado, mientras se hablaba de bloqueo y se
exigía el cese de ese castigo imperial contra una Isla que
solo adora vivir. Todas las buenas emociones parecieron
juntarse en la Sociedad de Nueva York para Cultura Ética,
donde se congregaron cientos de amigos para dar apoyo a la
Patria que resiste.
El Presidente Díaz-Canel Bermúdez llegó hasta el recinto
hermosísimo y de altos puntales, para decir a la enérgica
multitud que Cuba tiende abrazos al pueblo estadounidense, y
a todos los hermanos del mundo, a todos los que sueñan con
que ese mundo sea mejor.
No había arribado el mandatario -quien lo hizo junto a su
compañera Lis Cuesta Peraza y a los integrantes de la
delegación oficial que le acompaña en estos días de
actividades en Naciones Unidas-, y el alto recinto se dejaba
llenar de vivas a Cuba, a Fidel, al socialismo. Y una vez
que todos estuvieron juntos, se escuchó el canto rebelde de
una joven que proponía a todos: “Construye el futuro, rompe
el bloqueo”, y que recordaba que “un pueblo unido jamás será
vencido”.
Una caja de resonancia perfecta era la bóveda a la cual
llegó también el ministro de Relaciones Exteriores de la
República Bolivariana de Venezuela, Yván Eduardo Gil Pinto,
quien habló de ideas de humanidad, como también lo hizo el
joven amigo de Cuba Manolo de los Santos, el mismo que
estuvo junto a Díaz-Canel, este viernes, cuando el
mandatario salió a la esquina neoyorkina de Lexigton y 38
para exigir el cese del bloqueo imperial.
Hablaron otros amigos. Se escucharon hermosas expresiones,
como que Cuba es patrocinadora global de una salud para
todos; como que los verdaderos revolucionarios aman la vida
y no la guerra; o como que el centro de gravedad del mundo
se está moviendo y desde muchos pueblos que no son las
grandes potencias emergen cambios en momento cruciales para
el planeta.
El latido del mundo, se dijo, está en procesos
revolucionarios que tienen lugar en naciones como la cubana
y la venezolana. El mundo no puede más, afirmó el canciller
venezolano, quien además habló sobre la urgencia de
construir un nuevo modelo social.
La música de Arturo O’Farril -su jazz latino impregnando
cada espacio, y también piezas evocativas de lo cubano más
puro- fue como una especie de pórtico para que en un momento
del acto de solidaridad el dignatario cubano subiera al
podio y compartiera sentimientos y conceptos con la
multitud.
“Nos sentimos muy emocionados y conmovidos, dijo, al estar
participando en este acto de solidaridad de ustedes, las
voces dignas de los Estados Unidos, las voces dignas del
pueblo norteamericano, dando un enorme apoyo a Cuba y
Venezuela, a nuestras revoluciones hermanas, diciendo No a
las sanciones y a los bloqueos”.
Díaz-Canel preguntó si después de todo lo acontecido esa
noche en la Sociedad de Nueva York era necesario que él
hablase, y una avalancha de voces clamó por el Sí.
Entonces el mandatario expresó que ante tales
manifestaciones de solidaridad se siente un enorme
compromiso, porque se sabe que la lucha no es solo por Cuba,
o por Venezuela, sino también por los países del Sur: la
batalla es por “un mundo mejor que es posible”.
De un discurso marcado por la emoción, emergieron los
legados de Fidel y de Chávez; la visita vivida en el 2018 a
esta ciudad llena de amigos firmes; los días históricos
transcurridos en esta semana; y la actual situación que vive
el país caribeño, con ese bloqueo que aprieta el cuello de
una nación entera, pero que no logra el objetivo de quebrar
millones de voluntades.
Un momento muy especial se produjo en el recinto cuando el
Jefe de Estado contó la historia de cómo el gobierno
estadounidense negó a Cuba, en días duros de la COVID-19, el
oxígeno medicinal y el acceso a ventiladores pulmonares.
Cientos de voces desaprobaron ese castigo al unísono; y
acompañaron con emoción, afirmativamente, el hecho de que,
como explicó el mandatario, los científicos cubanos crearon
las vacunas que salvaron al país, los jóvenes fabricaron
ventiladores pulmonares de altas prestaciones; “y así
controlamos -resaltó el dignatario- la enfermedad, con un
control que clasifica entre los mejores del mundo, con
vacunas, medicamentos, equipamientos, y protocolos hechos en
Cuba”.
“Pero también resultó muy importante y altamente
estimulante, recibir en ese complejo escenario la ayuda
solidaria internacional, en particular de grandes cantidades
de jeringuillas que llegaron de muchas partes del mundo, que
llegaron de los Estados Unidos, que las enviaron ustedes”,
destacó el Presidente mientras señalaba a los amigos que se
dieron cita en la Sociedad de Nueva York para Cultura Ética.
Sobre el bloqueo imperial, Díaz-Canel reflexionó: Es cierto
que nos han causado daño, penurias, escases y otras
dificultades, pero no lograron derrumbar la Revolución
cubana ni lo van a lograr nunca: “La resistencia creativa
del pueblo cubano ha demostrado que el imperalismo no tiene
capacidad para doblegar nuestra voluntad ni quebrar el
compromiso de nuestro pueblo con la Revolución y el
Socialismo”, enfatizó.
“Reciban un abrazo fraterno y solidario del pueblo de Cuba,
reciban un mensaje de amistad para el pueblo norteamericano,
y también para todos los pueblos representados por ustedes
aquí”, dijo el Jefe de Estado a sus interlocutores. E hizo
hincapié: Creemos firmemente, como nos enseñó Fidel, que no
hay fuerza capaz de vencer la fuerza de la verdad y de las
ideas.
“Seguiremos junto a ustedes luchado por Cuba, luchando por
el socialismo, luchando por la justicia social, luchando por
conquistar un mundo mejor, y lo lograremos y venceremos”,
afirmó el dignatario que, en otra jornada inolvidable, cerró
sus palabras con un “Hasta la victoria siempre”.