Holguín, 26 dic (ACN) En kilómetros de playa donde no existen límites entre el cielo y el mar, extensas sierras y páramos verdes tan hermosos como salvajes, y manantiales serpenteantes por rocas prominentes, consiste la geografía del municipio de Rafael Freyre, en la provincia de Holguín.
Allí fue donde hace más de cinco siglos, aunque el tiempo difumine los detalles, en una hendidura de la costa solo habitada por pescadores aborígenes conocida hoy como Cayo Bariay, desembarcó en 1492 el Gran Almirante Cristóbal Colón en la isla caribeña.
Sólo la naturaleza queda de testigo de aquel hecho, en el cual las aguas marinas de relucientes tonalidades, la cálida arena de las dunas, el frescor de la flora costera e incluso la montaña que tan curiosamente simulaba la forma de una mezquita, conspiraran para lograr el enamoramiento instantáneo del navegante ante el exuberante paisaje capaz de arrancar la trascendental exclamación que perpetuaron a este entorno como la tierra más hermosa que ojos humanos vieran.
Resultado del encuentro de estas dos culturas, el Viejo y el Nuevo Mundo, a la que posteriormente se añadiría la africana con el inicio de la trata negrera, en ese territorio la mezcla criolla arraigó como lo hacen las raíces de un viejo árbol a la tierra, llevando en sus venas más que sangre, melaza, creencia extendida por la antiquísima tradición cañera.
Iniciada a comienzos del siglo XIX mediante la puesta en marcha de un trapiche tirado por animales, ubicado en la otrora hacienda Santa Cruz de Guabajaney, esta actividad económica rápidamente se convirtió en motivo de riquezas para las clases adineradas dueñas de tierras y esclavos.
Del primitivo ingenio a central azucarero emergió el batey Santa Lucía, actual cabecera municipal, quien debe su nombre a una mártir católica a la cual, según cuentan, el poseedor del trapiche hiciera una promesa a cambio de la salud de un familiar.
Múltiples huellas del sincretismo religioso permanecen en esa zona de la geografía holguinera, además de cuna de héroes de luchas independentistas y guerrilleras como Modesto Fornaris, último jefe mambí en deponer las armas al finalizar la Guerra Necesaria; del Comandante Julio Camacho Aguilera, recientemente fallecido; y de Rafael Freyre Torres, joven asesinado el 27 de julio de 1953 luego de participar en el asalto al cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, como parte de los sucesos históricos del Moncada.
Tras el triunfo revolucionario, la sociedad socialista impulsó los sectores de la Salud Pública y la Educación, hecho que en Freyre se ve reflejado mediante la existencia de cerca de 65 instituciones escolares de todos los niveles de enseñanza y diversos centros médicos para ofrecer atención complementaria a cada uno de sus habitantes.
Actualmente, con alrededor de 618 kilómetros cuadrados de extensión, el municipio que adoptó el nombre del joven “moncadista” luego de la división político-administrativa de 1976, tiene una economía sustentada en el desarrollo agrícola y turístico, un rico patrimonio cultural y una consolidada tradición en la transportación ferroviaria.
Pese a sufrir largas etapas de sequías y los constantes embates de la brisa marina, ambos perjudiciales para la fertilidad de los suelos y los períodos de cultivo, la actividad agropecuaria prospera en la costera región gracias al esfuerzo constante de aquellos que, a través de ella, encuentran una forma de aportar a la sociedad.
En este sentido sobresale la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Modesto Fornaris, con indicadores positivos de productividad, eficiencia y sostenibilidad en el desarrollo y rescate de la tradición de la ganadería, con énfasis en el mejoramiento genético de cuatro especies para elevar la calidad de los rebaños.
También es reconocida en el territorio la labor del Centro Multiplicador Porcino de Capa Oscura Cochico dos, entidad que contribuye a la seguridad alimentaria mediante la crianza para su aporte al consumo social y la recuperación de especies en peligro de extinción, como es el negro criollo tradicional de los campos cubanos.
Lograr el autoabastecimiento por medio de iniciativas de desarrollo local es estrategia priorizada por las autoridades freyrenses, tal es el caso de una finca de autoconsumo que colabora con la entrega de cultivos a la Empresa Productora de Alimentos y el proyecto Fábrica de Helados y Conservas, primera industria del tipo en Santa Lucía.
Con algunos de los mejores destinos de sol y playa de Cuba, el turismo, representado en ese polo con más de diez hoteles de las más altas categorías como Playa Pesquero, Paradisus Río de Oro y el Iberostar Selection Holguín, es una fuente de ingresos vital para el territorio y las familias que en él viven.
Como las arterias que conectan poblados con manglares y sierras con llanuras, se encuentra las antiguas líneas férreas que, con más de dos siglos, son atendidas por los trabajadores de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Ferrocarriles Rafael Freyre, quienes batallan diariamente por garantizar el funcionamiento de cada maquinaria y el cumplimiento de las rutas.
Todos estos resultados, aunque valiosos en su independencia, fueron, en conjunto, motivos para que ese municipio mereciera ser la sede por los festejos centrales por el Primero de Enero, honor que multiplica sus ganas de hacer y crear más por los demás.
La riqueza de Rafael Freyre no solo radica en sus bellos paisajes, en su nutrida historia o en la abundante flora y fauna que insufla vida a cada rincón de su geografía, sino que también está en la nobleza y laboriosidad de sus gentes, aquella que extendida desde el mar a la montaña llevan en su corazón a Santa Lucía.