Santiago de Cuba, 7 dic (ACN) Cuando se cumplen 90 años del nacimiento del revolucionario Frank País, de imprescindible mención en las páginas de la historia Patria, la comunidad universitaria de Santiago de Cuba revive su legado de valentía, inteligencia y compromiso con la causa de la Revolución.
Con un tributo ante la cripta que resguarda los restos del líder y su familia en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, la Federación Estudiantil Universitaria de la academia médica santiaguera inició el homenaje al mártir, cuya corta vida, truncada a los 22 años, se convirtió en un símbolo de sacrificio.
Según refirió a la Agencia Cubana de Noticias Roger Alejandro Leyva, presidente de la afiliación en la institución, los jóvenes cubanos resultan herederos de la tenacidad y humildad de quien articulara una eficaz estrategia contra la dictadura de Fulgencio Batista, de ahí la voluntad de reproducir su ejemplo de audacia.
Señaló el orgullo de asistir a la Casa Museo bautizada con su nombre y conocer testimonios de compañeros cercanos a País, pues las experiencias narradas reviven su mirada firme y sonrisa inocente, en tanto convierten a una personalidad histórica en un joven alegre, soñador y carismático.
La claridad de su pensamiento y la pasión dedicada a la causa defendida junto a Fidel Castro y otros tantos héroes constituirán siempre referente para enfrentar los desafíos económicos, políticos e ideológicos impuestos a quienes hoy hacen Revolución, subrayó Leyva.
De acuerdo con Rixsy Romero, estudiante de Medicina del territorio, la admirable capacidad de movilización popular convierte al mártir en una guía insustituible para los universitarios, encargados de vencer ante las nuevas adversidades.
En la flor de la juventud se apagó la vida del combatiente, pero su valentía y compromiso con la justicia permanecen latentes entre los futuros profesionales, responsables de hacer de este un mejor país, concluyó.
Nueve décadas después, la imagen del joven revolucionario permanece como un faro que ilumina el camino hacia el mundo soñado por él, y su memoria cobra el vigor de una llama ardiente en las luchas diarias por la igualdad.