Guantánamo, 13 nov (ACN) En medio de la adversidad, se abre paso la ayuda solidaria en Imías, donde las cicatrices del huracán Oscar aún marcan el paisaje tras su paso hace 23 días, y jóvenes valientes contribuyen con su esfuerzo a la recuperación del territorio, de la devastación provocada por el meteoro.
En la zona elevada de Telecorreo, de la cabecera municipal, los vi en el acarreo de carretillas llenas de escombros, con todo ímpetu lozano o cargando sacos repletos de tierra, resultado de más de 500 deslaves que transformaron el entorno y casi sepultaron más de 20 viviendas.
A pesar del barro que llegó por encima de las persianas de las casas y el duro trabajo, fluyeron entre ellos risas y cuentos que hicieron más soportable la ardua faena.
Aproveché un breve descanso y supe que pertenecen a la Guerrilla 13 de marzo, de la Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo, y en ese momento se encontraban unos 20 jóvenes entre futuros estomatólogos, enfermeros y médicos, desde primero a sexto año de sus carreras.
Me contaron que ya era costumbre movilizarse adónde hiciera falta, en las vacaciones de agosto hicieron la Misión País, donde se sumaron con acciones vinculadas a fortalecer el Programa Materno Infantil, unas de las prioridades del sistema de salud cubano
Al igual que la contribución con la producción de alimentos, el apoyo al Sistema de Atención a la Familia, a Casas de Abuelos, Hogares de Ancianos y de niños sin amparo familiar, así como también a personas en situación de discapacidad.
Ahora estaban en ese municipio suroriental, a 61 kilómetros de distancia de Guantánamo, donde residen, porque su movimiento, que esta vez se nombra "Operación FEU", se activa en casos de desastres, y entraron en acción el 23 de octubre pasado, desde las seis de la mañana hasta las cuatro de la tarde, tanto en Imías como en San Antonio del Sur, municipios a los que pudieron llegar.
Lisdai Tamayo Gamez, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria, FEU, en la Facultad y jefa de esa misión, con las manos sucias y el cuerpo cansado, pero con mucho ánimo para continuar la faena, explica que estuvieron en los policlínicos IV Congreso del PCC y Ciro Frías Cabrera, de ambos territorios, en ayuda en la extracción del lodo acumulado e higienización de los equipos e inmuebles que se lograron salvar.
Experiencias duras tuvieron ante aquel panorama desolador y más cuando se dirigieron a comunidades afectadas, cruzaron ríos, para realizar pesquisas activas como estudiantes de la salud.
Desde el ámbito médico, además del apoyo psicológico, ofrecieron charlas sobre promoción y prevención de salud, en medio de una realidad desoladora, puesto puesto que las inundaciones arrasaron con las pertenencias más básicas de las personas.
Distribuyeron medicamentos para la prevención de enfermedades como leptospirosis y diarreas y para la purificación del agua, en momentos de gran contaminación del suelo por el lodo abundante, animales muertos arrastrados por el agua, y la falta del líquido vital para el consumo en esas primeras horas después del desastre.
Aunque han regresado a las clases en la Casa de Altos Estudios, con el ímpetu de los primeros guerrilleros del 13 de marzo, hace 67 años, están decididos a continuar su labor los fines de semana y a mantener el compromiso social que caracteriza a esta nueva generación médica; son más que estudiantes, son héroes anónimos dispuestos a enfrentar cualquier desafío, como expresan en su página de Facebook: "La tarea es dura, pero nosotros lo somos más."