Isla de la Juventud: El legado oculto del corso y la piratería

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ACN - Cuba
Linet Gordillo Guillama | Foto: Autora
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27 Octubre 2024

Nueva Gerona, 27 oct (ACN) Historias y leyendas de corsarios y piratas, y los tesoros por ellos escondidos, jalonan el imaginario popular de la hoy Isla de la Juventud, estratégicamente situada muy cerca de la ruta de las flotas españolas que trasladaban a la metrópoli los tesoros expoliados en el Nuevo Mundo.

   La entonces Isla de Pinos atrajo la atención de corsarios y piratas que, muy pronto, la tomaron como base de operaciones. Cada palmo del litoral pinero fue testigo de sus correrías por el Caribe, donde abundantes botines saqueados tanto a buques en travesía como a villas costeras, terminaron en manos de los bandidos de mar.

   No pocos se hundieron por estas aguas en duelo a muerte entre la codicia y la violencia; y otros, esperando el momento oportuno para ser llevados a su destino, fueron enterrados en intrincados parajes del suelo pinero.

   Visitantes asiduos de la Isla de Pinos fueron los célebres piratas Frances Drake, Henry Morgan, el sanguinario Olonés y Francois Leclerc, quienes utilizando canalizos y arrecifes como trampas mortales, empujaron en su persecución a los navíos españoles que, cargados de metales preciosos y gemas de gran valor, zarpaban de Sudamericana rumbo a Europa.

   Las tranquilas playas pineras fueron testigos de su presencia y la soledad de la floresta guarda en sus entrañas desconocidos tesoros donde en intrincados bosques callan su trágica historia.

   Confiere visos de realidad a tales relatos, el hallazgo de algunos tesoros durante las dos últimas centurias, y todavía hoy, algunos esperanzados continúan buscando las fortunas enterradas en esta Isla, lugar de paso, avituallamiento y acecho de los más famosos corsarios y piratas que señorearon en el Caribe.

   Bajo el suelo pinero, lejos de las miradas de osados y curiosos, en sitios que conservan aún su virginidad de antaño, siguen enterrados quién sabe cuánta fortuna, que en una época —signada por el despojo colonial de un continente recién descubierto— convirtió a Isla de Pinos en refugio perfecto para aquellos que hicieron del corso y la piratería su modo de vida.

   Una época en la historia pinera en la que se entretejen mitos y leyendas que enriquecen la oralidad de los lugareños.