Guantánamo, 5 dic (ACN) Leonardo Tamayo Herrera acumula 21 años de servicio en el sector de la construcción en Guantánamo y ahí terminará su vida laboral, afirma este fornido buldocero, que expresa con orgullo su pertenencia a un sector que no escatima en definir como muy importante.
Es de los que trabaja a pie de obra y cuenta de sus inicios laborales en la obra de la Escuela Vocacional de Arte, luego en la tarea de refuerzo de los túneles, como martillero, después una etapa de superación en la cual se preparó como operador de buldócer, de motos, retro cavadoras, todo ese tipo de especialidades.
Finalmente me quedé como buldocero, que es lo que hago hoy, y me encuentro ahora en la fábrica de cemento Moncada, que se construye en Santiago de Cuba, represento a la provincia de Guantánamo junto a otros compañeros en una de las obras priorizadas del país, que será la más grande de Latinoamérica, para ver cómo se mejora la situación de ese material y podemos salir adelante.
El buldocer es uno de los que primero empieza en todas las obras, es el que abre el camino, cuando hay una loma, una montaña, si no está el buldócer no se hace nada, un trabajo de rigor, peligroso, fuerte, que no tiene horario, bajo agua, como sea, siempre está todo el tiempo sacrificado.
Entre las muchas obras que acumula en su aval de trabajo, Leonardo no duda en mencionar entre las más retadoras el mirador La Gobernadora, en la conocida loma de La Herradura, rumbo a la carretera hacia Baracoa, donde había riesgo, dice; también los caminos en Los Calderos de Imías, un acceso peligroso hasta allá y salí por Quiviján, en la Ciudad Primada.
También el proyecto Mariel, haciendo la vía férrea desde ahí hasta 100, luego estuvimos en Matanzas y ahora en Santiago de Cuba, con una obra de riesgo también, nos tocó una de las tareas más difíciles, hacer Ternerito Lindo, una tarea que nadie quería iniciar y lo hicimos los guantanameros, con los recursos que tenemos y le dimos culminación.
Me desempeño además en el cargo de secretario de la sección sindical, donde todo el mundo apoya y siempre antes del primero de mayo cumplimos con el pago anual de la cuota.
Estoy muy orgulloso y satisfecho, fui uno de los que ahora estimularon con un buen salario por el trabajo que hicimos, cobré 66 mil pesos en un mes, cómo no voy a sentirme bien!
Paso más tiempo en mi trabajo, con mis compañeros que con la familia, tengo mi esposa, a mi madre, un hijo que vive en La Habana, un nieto, me siento feliz, pero es un sacrificio, porque estamos instalados en Santiago de Cuba, 24 días allá y venimos por cinco días a la casa.
La construcción es mi vida, este es un sector muy valioso en el país, el que levanta todo, si no hay construcción, no existe nada, fue lo que nos tocó y aquí terminaré.