Camagüey, 25 mar (ACN) La diversidad es uno de los rasgos que distingue al grupo de 18 camagüeyanas candidatas a diputadas por esta provincia a la Asamblea Nacional del Poder Popular, entre las cuales se cuentan maestras, dirigentes y delegadas como Marbelys Ávila Polo.
Docente de profesión y directora del seminternado Tamara Bunke, en el municipio de Jimaguayú, tiene además la misión de representar como delegada a los vecinos de la comunidad de Punta Brava, ubicada a 15 kilómetros de la cabecera municipal.
Holguinera de nacimiento, Marbelys comenzó sus estudios de magisterio con 17 años, ante un llamado de la Revolución cuando corría el año 1993, y a pesar de las dificultades económicas, supo desdoblarse como estudiante, maestra y madre primeriza.
Sus inicios fueron en una escuela rural del municipio de Majibacoa, en Las Tunas, donde cumplió el servicio social y luego regresaría a su ciudad natal, se formaría en cursos de dirección sin abandonar las aulas y tendría su primera experiencia como directora.
Hace 12 años llegó a Camagüey para trabajar en escuelas de pequeñas comunidades antes que en Jimaguayú, donde se desempeñó como directora de la escuela Maximiliano Ramos, en el poblado de Contramaestre.
Su experiencia laboral en zonas rurales, como alega, le ha servido de mucho a la hora de enfrentar las tareas de gobierno.
Cada día Marbelys vive dos vidas: en horario laboral es la maestra y directora, pendiente hasta del último detalle en la escuela a su cargo; fuera de esas ocho horas, es la delegada de la circunscripción 19, quien se encuentra al mando.
Somos una comunidad pequeña, de apenas cinco CDR, levantada junto a la carretera de Santa Cruz del Sur, describe Marbelys, quien adonde quiera que vaya lleva consigo las preocupaciones de sus representados.
Gente buena, dice, ganaderos que hablan de frente, y que en estos meses miran al cielo añorando el fin de la seca o al menos un par de buenos aguaceros más.
Este es el segundo mandato de la maestra-directora-delegada, que en ese puñado de casas, su escuela y su bodega encuentra el pedazo de Cuba al que primero se debe.
"Fue una sorpresa la primera vez que me propusieron como delegada, pero otra aun mayor cuando supe que ahora además sería candidata a diputada, un honor tremendo que otras personas tengan esa confianza en mí", cuenta Marbelys.
La posibilidad de ser diputada no cambia su rutina, la Marbelys del día siguiente a las elecciones seguirá levantándose muy temprano para llegar a tiempo a su escuela, lidiará con los problemas del transporte, y los retos de criar a un hijo de 12 años y no descuidar a otros dos mayores, y seguirá pendiente de cuanto esté en su mano por hacer un poco más llevadera la existencia de sus vecinos.
"Yo soy madre, y maestra, y delegada a tiempo completo, y si los pobladores de Jimaguayú están de acuerdo, también seré su diputada.
"Nada de eso cambiará la forma en que soy", asegura, casi sin tiempo para extenderse, pues afuera de su pequeña oficina la esperan las urgencias de la mayor escuela primaria del municipio.