Ciego de Ávila, 8 mar (ACN) Con un cálculo de beneficiarios estimado en 1,3 millones de personas, el Proyecto Internacional Mi Costa promueve la participación femenina en acciones de adaptación al cambio climático (CC) en dos tramos del litoral sur de Cuba, considerando el principio de igualdad de género.
Documentos de ese programa financiado por el Fondo Verde del Clima y el gobierno Cubano, señalan que las mujeres y niñas representan el 49 por ciento de la población que se favorecerán con la implementación de soluciones de adaptación basadas en ecosistemas para fortalecer la resiliencia costera al CC a lo largo de mil 300 kilómetros.
Alejandro González Díaz, coordinador de esa iniciativa global en la provincia de Ciego de Ávila, subrayó a la Agencia Cubana de Noticias que se pretende reducir los tensores de la vulnerabilidad de los ecosistemas y de 24 comunidades situadas en las proximidades del mar.
Para ello se proponen restaurar el nexo y las funcionalidades de los ecosistemas marinos y costeros, y fortalecer la capacidad de adaptación de las comunidades locales, los sectores y los marcos de la planificación nacional.
Se trata de una inversión ambiental que contribuye a materializar el Plan de Estado Cubano para el Enfrentamiento al Cambio Climático (Tarea Vida) y está enfocada en la rehabilitación integral de los ecosistemas costeros, como estrategia para potenciar la protección del área, las comunidades, los recursos hídricos y los suelos.
Se promueve una participación similar de mujeres y hombres, tanto en tareas técnicas como de capacitación para suprimir brechas de género (presenciales, de roles, de poder y en el acceso y control de los recursos).
Al promover una incorporación equitativa coadyuvan a minimizar desigualdades en los procesos de adaptación al CC, con el interés de evitar que los impactos de ese fenómeno sean mayores en determinados grupos sociales.
En ocasiones las mujeres se encuentran en una posición de desventaja por la prevalencia de estereotipos de género, cuestiones asociadas a la división sexual del trabajo y la consagración a labores no remuneradas como las hogareñas.
Mi Costa dispone de un Plan de Género que es transversal a todas las acciones del proyecto, incluidas labores dirigidas a rehabilitar los flujos naturales de agua, los humedales costeros (bosques y herbazales de ciénagas, manglares, pastizales marinos y arrecifes de coral).
Las tareas en el proyecto están encaminadas a mejorar la capacidad de los ecosistemas para reducir riesgos de desastres naturales.
Asimismo, se aprovechan y fortalecen capacidades existentes para integrarlas a un ambicioso programa de monitoreo, desde la cuenca hasta el arrecife, con el propósito de evaluar los impactos de las intervenciones en la calidad del agua, la hidrología y la salud de ecosistemas terrestres y marinos, fundamentalmente.
En la actualidad, las mujeres son protagonistas de un amplio programa de fortalecimiento y creación de capacidades para la adaptación al CC, que les permite adquirir conocimientos elementales para sus actividades en el proyecto y la transferencia de saberes a las actuales y futuras generaciones.
Con acciones de este tipo se propicia que las poblaciones futuras también puedan estar sensibilizadas y se garantice la sostenibilidad en la protección del medioambiente.
Se desempeñan, además, en labores de manejo y erradicación de plantas exóticas invasoras, así como la reforestación con especies autóctonas, como parte del proceso para rehabilitar 11 mil 427 hectáreas de bosques de manglares, tres mil 088 de bosques de ciénaga y 928 de herbazales de ciénagas.
La presencia femenina es también notoria en viveros tecnificados que tienen a cargo la reproducción de plantas autóctonas para la posterior plantación en los humedales costeros, como vía para robustecer los ecosistemas ante las amenazas climáticas.
En Cuba, como sitios de intervención directa de se previeron La Coloma (Pinar del Río), Playa Cajío (Artemisa), Surgidero de Batabanó (Mayabeque), Júcaro (Ciego de Ávila), Playa Florida y Santa Cruz del Sur (Camagüey) y Manzanillo (Granma), catalogados como las zonas más vulnerables a los efectos del CC.
Esta iniciativa es implementada por la Agencia de Medio Ambiente, acompañada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y diferentes instituciones como los ministerios de la Agricultura y de Educación Superior, y los institutos de Recursos Hidráulicos y de Ordenamiento Territorial y Urbanismo.