La Habana, 18 mar (ACN) Wafica Mehdi no tiene casa en el Líbano, las bombas israelíes cayeron sobre su techo; ella no es militar, ni guerrerista, es periodista de un canal satelital panárabe que se llama Al Mayadeen y su único delito es contar la verdad.
La directora de la redacción en español de Al Mayadeen está en La Habana, participa en el IV Coloquio Internacional Patria, y su voz se escuchó en el primer día durante la conferencia de su colega Patricia Villegas, directora general de TeleSur, para reafirmar la necesidad de establecer y fortalecer una agenda contrahegemónica con impacto global.
Mehdi, de hablar tranquilo y límpido, disertará mañana en Patria sobre lecciones mediáticas del genocidio palestino: propaganda, silenciamiento y resistencia informativa, en su afán por dar a conocer la verdad de lo que realmente sucede del otro lado del mundo y que los grandes consorcios informativos callan.
En este encuentro en el cual participan periodistas, comunicadores, politólogos y expertos en asuntos comunicativos contra la hegemonía, Villegas y Mehdi coincidieron en afirmar que TeleSur y Al Mayadeen no tienen competencia por la exclusividad, se integran para defender y reflejar la realidad del Sur Global.
El canal multinacional transmite por todas sus plataformas el acontecer del Coloquio, donde se exponen experiencias diversas para la emancipacion y la soberanía informativa, la unidad de los medios del Sur frente al dominio de occidente, o de estrategias de redes sociales e influencers.
Los públicos reciben de Al Mayadeen la verdad sobre el genocidio en la franja de Gaza, sin tergiversación, una realidad que avergüenza a las personas que claman por la justicia, porque las bombas matan a los niños, a los ancianos, a las mujeres y son seres humanos que tienen derecho a vivir en Palestina.
En tiempos del metaverso, la inteligencia artificial, desafíos constantes para lograr la soberanía digital, de este lado del mundo se alzan las voces en contra también de la llamada guerra cognitiva.
Wafica es sensible y terca, su voz constituye denuncia permanente, aunque los grandes medios no se hayan enterado de que las bombas destrozaron, en el Líbano, su casa.