Pinar del Río, 18 ago (ACN) Hace 65 años Rafael Ferro Macías, jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en Pinar del Río, fue asesinado por esbirros de la dictadura de Fulgencio Batista, y hoy se le rindió tributo en la comunidad donde vivió.
En la calle Primero de Enero del reparto La Flora, en la ciudad capital, se dieron cita jóvenes, vecinos, combatientes de la Revolución Cubana y las máximas autoridades de la provincia para recordar a un hombre intrépido y el más temerario combatiente de la lucha clandestina en el territorio más occidental, según Juan Carlos Rodríguez Díaz, historiador de Pinar del Río.
Se formó bajo la impronta de su madre Rosa; su carácter se forjó día a día y aprendió de José Martí, Antonio Maceo, Carlos Manuel de Céspedes y de las tradiciones de lucha, aseguró.
Dicen quienes conocieron a Ferrito, como era llamado, que poseía cualidades de liderazgo, carisma y poder de decisión; un joven de su tiempo que amó y sintió en toda su intensidad.
Participó en las acciones más sobresalientes de la provincia, entre ellas el levantamiento en apoyo al alzamiento del 30 de noviembre de 1956, tras el cual sufrió prisión y tortura.
Apuntó Rodríguez Díaz que la creación del Frente Guerrillero también tiene su impronta; y con la misión de activar la lucha clandestina en todo Vueltabajo para consolidar el M-26-7 Rafael Ferro bajó al llano.
La casa número 64, de la arteria Primero de Enero, fue sede del sepelio donde sus padres, esposa,familiares y compañeros le dieron el último adiós a pesar de las amenazas de la dictadura; y cada año recibe a quienes recuerdan al combatiente de apenas 24 años de edad ultimado producto de una delación en el bar Izquierdo, cuando trataba de conseguir armas para el Movimiento.
Yan Carlos Campos, uno de los jóvenes participantes bien temprano en la marcha patriótica desde la urbe cabecera hasta el lugar donde fue asesinado, aseveró en el acto que la obra de la Revolución es el mejor homenaje a Ferrito y a todos los mártires.
Esta mañana también se rindió tributo al doctor Isidro de Armas y a Ceferino Fernández, caídos el 17 y 18 de agosto, respectivamente.