Ciego de Ávila, 11 feb (ACN) Que algún día, nuevamente, al aproximarse al pueblo las personas puedan reconocerlo por el árbol que marcó su toponimia, es propósito para los habitantes de la comunidad costera de Júcaro, en el municipio avileño de Venezuela.
Esas motivaciones identitarias motivaron la plantación de los primeros seis ejemplares de esa especie.
La escuela primaria Ramón Domínguez de la Peña, principal centro cultural de la localidad, referente de educación ambiental y donde promueven acciones de adaptación al cambio climático vinculadas al proyecto internacional Mi Costa, fue el escenario seleccionado para la siembra, a cargo de los pioneros de ese plantel, acompañados por maestros y pobladores del lugar.
Yanayma Barrizonte Rodríguez, presidenta del Consejo Popular Júcaro e integrante de la Brigada de Monitoreo Comunitaria de Mi Costa, subrayó el compromiso con devolver a ese entorno una especie arbórea reconocida como bandera de los humedales costeros.
Explicó que la acción estuvo impulsada por sentimientos de amor por el terruño e identificación con su cultura e historia; mucho dice de eso la actitud de su madre, la octogenaria señora que cuidó con recelo las posturas de júcaro hasta que, este 10 de febrero, quedaron adheridas al suelo para crecer a la par de los futuros hombres y mujeres de la comunidad.
Delegar en las nuevas generaciones la responsabilidad de cuidarlos es otra manera de incentivar el amor por la naturaleza y afianzar valores identitarios, comentó Yanayma.
La historia local les recuerda que el júcaro marcó el nombre del lugar cuando los tripulantes de las embarcaciones que transitaban por los mares cercanos comenzaron a reconocer el punto costero por un árbol, con gran tamaño, que sobresalía entre la espesa vegetación.
Por la dureza y fortaleza de su madera, esos árboles constituyeron importante materia prima para construcciones en zonas del litoral y el desarrollo del ferrocarril de Júcaro a Morón, asociado a la trocha militar que pretendió frenar las tropas mambisas durante su lucha contra el colonialismo español en Cuba.
Las fotografías de la época permiten distinguir el júcaro en pilotes y las traviesas de la línea de ferrocarril que atravesó, de sur a norte, la actual provincia de Ciego de Ávila.
De científicos vinculados a Mi Costa les llega la sugerencia de rescatarlo, considerando que es una especie bandera de los humedales costeros y su presencia en la vegetación, integrado a otras variedades autóctonas, coadyuvará a fortalecer la resiliencia ante el cambio climático en un área vulnerable.
Restablecer las poblaciones de júcaro, en sus distintas variedades, se plantea como una solución para adaptarse a condiciones adversas como el avizorado ascenso del nivel del mar en escenarios futuros.
Para contribuir a ese propósito, en el municipio de Venezuela el referido proyecto internacional, financiado por el Fondo Verde del Clima y el Gobierno cubano, construye un vivero tecnificado denominado justamente “El Júcaro”, con capacidad de 20 mil tubetes y el reto de reproducir ejemplares de ese árbol insigne.
Por el momento, las mayores certezas y esperanzas de devolverlo al entorno están en el patio de la escuela primaria, donde no le faltarán los cuidados para crecer saludables como símbolos de resiliencia comunitaria.