Santiago de Cuba, 27 dic (ACN) En el marco de las celebraciones por el aniversario 66 del triunfo de la Revolución, se entregó hoy, en esta ciudad, el Premio Memoria Viva 2024 a personalidades y colectivos excepcionales en el resguardo y transmisión de la cultura y las tradiciones.
El lauro, otorgado cada año por el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, reconoce el esfuerzo de quienes dedican su vida a salvaguardar las raíces, historia y esencia de la cubanía.
En la categoría Preservación de tradiciones le fue concedido el importante reconocimiento al Cabildo Cimarrón, agrupación del poblado El Cobre que mantiene vivo el Bembé de Sao, mezcla de música, danza y espiritualidad que habla de resistencia y memoria, con un trabajo que además de rescatar el pasado, inspira a las nuevas generaciones a sentirse orgullosas de su herencia.
Mientras, en el apartado de Personalidades recibieron el premio Ángel Luis Spragg, Chocotoco, cantante, compositor, bailarín y percusionista; Luis Adolfo Pérez, bailarín y coreógrafo del paseo La Placita; Leonor Palacios, la Duquesa de las Tradiciones, líder por 24 años del Cabildo Carabalí Olugo; Milagros Merbillet, representante de la comunidad haitiana en la provincia; y Odilia Solo Soyet, Matiti, directora del grupo Gagá de Thompson.
Yuleidis Llopiz, especialista en investigación de la Dirección de Cultura en Santiago de Cuba, expresó que los premiados son guardianes de la memoria de la urbe indómita, faros que iluminan el camino hacia las esencias más profundas, por lo que el lauro no es un simple reconocimiento sino un acto de gratitud y símbolo de que la labor realizada no es en vano.
Cada tradición rescatada, dijo, resulta una declaración de amor a esta tierra y a su gente, una enseñanza a mirar hacia adentro para encontrar en las raíces, la fortaleza para florecer y a no olvidar nuestra identidad y espiritualidad.
Afirmó que los pasos dados en defensa de la cultura implican un Santiago más auténtico, humano y eterno, y agradeció a los premiados por sostener la memoria, por cuidar el alma de la ciudad, y por ser el puente entre el pasado, presente y futuro de la nación.
Milagros Merbillet, laureada, comentó a la Agencia Cubana de Noticias que el Memoria Viva se erige como un estímulo espiritual muy importante, pues con este se percibe la labor de toda su existencia dedicada a la cultura haitiana, a enseñar la danza, el toque, y el idioma creole.
Manifestó satisfacción por ver reconocidas sus raíces, la identidad de sus ancestros, y que más alla de su comunidad descendientes e interesados en general se motiven por aprender ese otro ingrediente del ajiaco cubano.
Por su parte, Luis Adolfo Pérez significó que este premio nacional lo merecen también otros placiteros, dijo sentirse orgulloso por recibirlo y ser parte de ese grupo de maestros que inculcan en las nuevas generaciones el amor por la tradiciones más genuinas del territorio.
Desde hace 30 años el Juan Marinello otorga el premio Memoria Viva a personas, familias y grupos considerados portadores de expresiones de la Cultura Popular Tradicional Cubana; así como a colectivos artísticos no profesionales de reconocida trayectoria en el contexto local, nacional o internacional, cuyas proyecciones artísticas reflejen una destacada labor de salvaguarda de dichas manifestaciones.