Santiago de Cuba, 21 mar (ACN) Entre versos, recuerdos, amigos y familiares fue entregada la guitarra del cantautor Eduardo Sosa, fallecido el pasado 12 de febrero, al Museo de la Música Pablo Hernández Balaguer, de esta ciudad, en el marco del 62 Festival de la Trova “Pepe Sánchez”.
La “jevita”, como le llamaba el artista, no es simplemente un objeto, es testigo de los momentos de inspiración, de las composiciones y las innumerables presentaciones en Cuba y el mundo; representa varios momentos de la vida de Sosa y su labor por mantener viva y promover la trova como eslabón fundamental de la identidad cubana.
En simbólica ceremonia, visiblemente emocionadas Beatriz Jonhson, primera secretaria del Partido Comunista de Cuba en la provincia, y Annie Garcés, intérprete, entregaron el instrumento la noche de este jueves a Yuneysis González, directora de esa institución.
Según refirió González a la Agencia Cubana de Noticias, la inclusión de la guitarra en la colección de la entidad garantiza que sea protegido el legado del músico y compartido con las generaciones actuales y futuras de creadores, reforzando su conexión con las raíces del país.
El Museo, bastión del patrimonio cultural provincial y nacional, acoge este símbolo en la sala expositiva de la trova y el son, con el mismo respeto que se cuida la memoria de otros grandes de la cancionística en la isla antillana, como Pepe Banderas, Sindo Garay, Compay Segundo y Alejandro Almenares, dijo.
Resaltó la perseverancia, pasión y el vínculo desinteresado con ese centro, así como las diferentes presentaciones en el mismo.
Para quienes conocieron al querido cantor santiaguero, su guitarra era mucho más que un instrumento, era su voz, confidente, herramienta para narrar historias de compromisos, del amor por la vida y la trova, del desamor, la cotidianidad y conexión con su pueblo.
Noemí Rodríguez, integrante del dúo Así Son, de Cienfuegos; manifestó que es un justo homenaje a quien contribuyera con su prominente obra al desarrollo de la música cubana y fuera un fiel representante y defensor de la tradición trovadoresca santiaguera.
Juan Froilán Álvarez, músico, señaló que el “Pablo Hernández Balaguer” constituye el mejor lugar para el descanso de la guitarra del autor de “A mí me gusta, compay”, pues nunca ocultó sus raíces indómitas, más bien vivía orgulloso de esa condición.
Asimismo, el trovador Silvio Alejandro, expresó que este gesto deviene punto de enlace entre la vida fecunda del orgulloso hijo de Tumba Siete, poblado del municipio de Segundo Frente en este territorio suroriental, y los compositores contemporáneos.
En su sencillez y en esa manera campechana de ser, el cantautor escondía una gran maestría, siendo un guardián del acervo que es la trova cubana desde sus inicios hasta la actualidad, manifestó.
Sosa seguirá vivo desde la música y así se demostró con el coro espontaneo que acompañó la interpretación de su canción "Verso Amigo" en la voz de Annie Garcés, acompañada por el guitarrista Eduardo Corso.
El acto de entrega constituyó un homenaje a su trayectoria, una celebración a la herencia musical nacional y regalo para la vida patrimonial, espiritual e intangible de la cultura de Santiago de Cuba.
La guitarra del Compay trovador no estará quieta ni silenciada, será una lección viva para quienes la contemplen, con el recuerdo de que los grandes nunca se van del todo, su legado permanece.