Artemisa, 30 oct (ACN) El pequeño José Alberto disfrutó el vídeo que le mostraron los entrenadores de tenis de mesa, cuando recorrieron su escuela en busca de nuevos practicantes; no tenía los medios sofisticados que fabrican las transnacionales, sino otros creados por ellos, pero se entusiasmó.
Justo ese mismo día, José Alberto Díaz Acanda acudió al área ubicada en el Combinado Deportivo Francisco “Chito” Quicutis, de Artemisa, donde Daunier Martín Barrios y José Francisco Pérez Pereda (Pepe) desafían con su ingenio al bloqueo del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba.
Por supuesto, ambos profesores querrían formar a sus discípulos con todos los implementos necesarios para el tenis de mesa; sin embargo, al comenzar, solo tenían tres mesas con sus nets, y no iban a quedarse a esperar de brazos cruzados.
Bien saben ambos que el bloqueo ha incrementado las limitaciones y los costos para la adquisición de implementos deportivos, medios técnicos y pedagógicos, entre otros, de los cuales el principal productor es el vecino del Norte.
Entienden que adquirir estos artículos en terceros países aumenta los gastos en más de un 50 por ciento, y eso limita su compra.
Hasta su propia área de entrenamiento llega el deterioro y las condiciones desventajosas para los deportistas; no obstante, ellos no se dejaron vencer y aceptaron el reto de confeccionar sus propios aparatos.
En cualquier práctica, el piso se llena de pelotas: cuando los niños corrían detrás de ellas, para recogerlas, muchas veces sin querer las pisaban y se escachaban; así, en el primer curso, perdimos más de 50, aseguró Martín Barrios.
Relata que investigaron en Internet, encontraron disímiles aparatos útiles para el tenis de mesa, y se dieron a la tarea de confeccionar los más necesarios.
Diseñaron, consiguieron los materiales y probaron esos medios; de inmediato, apreciaron la mejoría en todos los aspectos... y continuaron su bregar hasta disponer de 15 medios realizados con mucha voluntad.
Confeccionaron raquetas de madera, para quienes se inician; crearon recogedores de pelotas, y así cuidar que no se escacharan; montaron vallas en la mesa, con tal de llevar a los niños a localizar la pelota a la hora del golpeo; idearon una pelota estática con un muelle, para practicar los golpeos de derecha, de revés, y los desplazamientos.
También armaron una malla para recoger las pelotas al fondo de la mesa, a fin de que no se rompieran, y una canal de lanzamiento manual, para la iniciación en los diferentes golpeos, según los pasos metodológicos establecidos.
Más adelante realizaron la bazooka, aparato al cual introducen 20 pelotas y va tirándolas gradualmente, delante del chico, para que el profesor pueda corregirle los errores y enseñarle.
Cuenta Martín Barrios que, finalmente, prepararon una máquina de tirar pelotas, un robot muy útil para trabajar el golpeo y la devolución de los saques, capaz de lanzarlas con los cuatro efectos: arriba, abajo, lateral derecho y lateral izquierdo.
Dicen que ese es como su niño, porque la diferencia respecto al precio en el mercado supera los 100 mil pesos, y sirve tanto en la iniciación como en todos los niveles.
Ni él ni Pérez Pereda son científicos ni ingenieros, aunque hayan revolucionado la práctica del tenis de mesa en Artemisa, e incluso trasciendan los límites geográficos de la provincia, con su entusiasmo, voluntad e ingenio.
Del mismo modo maravillaron a los asistentes al III Congreso Internacional de Ciencias y Educación, celebrado en el Palacio de las Convenciones, al brindarles una alternativa que se puede masificar, apenas con imaginación y ganas.
Con el apoyo del mundo, Cuba denuncia la inhumana política del bloqueo impuesto por el Gobierno de Estados Unidos, pero no deja de buscar fórmulas para eludirlo y seguir alcanzando éxitos en el deporte, como en otras esferas.