Volver a ver al equipo Santiago de Cuba en una postemporada del béisbol cubano es algo que agradecen todos los amantes de este deporte, por la huella que han dejado a través del tiempo los peloteros nacidos en esa tierra y la contribución al desarrollo de nuestro pasatiempo nacional.
Si el juego de las bolas y los strikes tuvo el honor de ser declarado Patrimonio Cultural de la nación cubana, mucho tiene que ver el aporte de los indómitos desde las primeras Series Nacionales y la pasión que eso generó en las multitudes a lo largo del archipiélago.
Desde aquel memorable mes de marzo de 1967, cuando «El Cobrero» Manuel Alarcón blanqueó a los Industriales en el mismo Coloso del Cerro para quebrarles una racha de cuatro títulos consecutivos, Oriente entró en el mapa beisbolero y surgió una rivalidad que se volvería legendaria.
Más de cinco décadas y media después las Avispas de esa provincia lograron su boleto a la postemporada en la misma arcilla habanera que pisaron sus antepasados gloriosos, en un renacer santiaguero que comenzó en la campaña pasada.
Luego de acumular en sus vitrinas con aquellas antológicas «Aplanadoras» ocho trofeos de campeón nacional, el último de estos en 2008, los de la tierra caliente tuvieron que esperar tres lustros para volver a subir al podio del torneo doméstico.
La medalla de bronce obtenida en la campaña precedente bajo las riendas del profesor Eddy Cajigal revivió las pasiones y a pesar de sufrir varias ausencias, incluyendo su cuarto bate y líder jonronero, este año ya tienen un cupo garantizado entre los ocho finalistas.
Estoy satisfecho con la clasificación. Me siento bien con los muchachos porque cumplieron su rol y captaron bien lo que teníamos planificado, le declaró el técnico a la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
Cajigal ha tenido que lidiar desde el primer día de competencias con baches importantes dentro de su nómina, producidos por peloteros que emigraron, lesionados y contratados en otras ligas que motivaron a algunos especialistas a dejar fuera al equipo de sus vaticinios.
Siempre tuve la inspiración de que nosotros podíamos hacer un buen papel y traté de inculcarle eso a los muchachos. Uno trabaja para ganar y ahí está el resultado, dijo minutos antes del comienzo del primer desafío en el que les propinaron un fuera de combate a los azules de la capital.
El desarrollo de algunas figuras, el aporte de los veteranos, la llegada del tunero Eduardo García para consagrase con el uniforme rojinegro y el regreso al país de Adriel Labrada, quien está desbordado con el madero en ristre, han impulsado a la escuadra para ubicarse entre las primeras en el ordenamiento general.
Las claves, según el director, es haber podido crear una familia dentro del conjunto, la amistad y el respeto que todos se profesan, además del trabajo físico y técnico que se ha venido haciendo con sus atletas desde antes del inicio del torneo.
Nuestra fortaleza está en la unión, en la disciplina que aquí impera, y la debilidad está en la defensa porque la mayoría son muy jóvenes todavía y cometen muchos errores sencillos, aseguró Cajigal.
Muy cerca de los playoffs de cuartos de final, los directores de los conjuntos clasificados comienzan a sacar cuentas y a analizar a los posibles rivales que les tocarán en los cruces.
El timonel oriental le dijo a la ACN que ellos no escogen contrarios y que están preparados para batirse con cualquiera.
Los rivales deben preocuparse por nosotros. En la próxima etapa ya no importan todos los juegos que se ganaron en la clasificatoria. Nuestro equipo está en un gran momento y juega bien a la pelota, señaló.
Por momentos parecía que el partido contra los capitalinos se estaba desarrollando en el mítico estadio Guillermón Moncada, cuartel general de las Avispas. Los graderíos estaban dominados por una fanaticada oriental sedienta de victorias que lleva este deporte en la sangre y lo ha introducido en la cultura popular.
Santiago sigue siendo Santiago, apuntó el estratega emocionado por el triunfo al final del desafío, mientras que su tropa va organizando el equipaje para viajar a la tierra prometida de la postemporada.