Nueva Gerona, 2 mar (ACN) Enclavada en la carretera de Júcaro, la finca La Reina es una de las que destaca como ejemplo de desarrollo agroecológico en Isla de la Juventud, donde en 13,5 hectáreas (ha) en constante cultivo, Osmar Garcés —su titular— implementa prácticas sostenibles.
La Agencia Cubana de Noticias constató in situ que este campesino usufructuario —socio de la Cooperativa de Crédito y Servicios “Grito de Baire”— diversifica sus actividades para generar ingresos y contribuir a la producción alimentaria local.
Su mini industria, acertadamente llamada “Qué Rico”, produce más de 16 variedades de productos, entre los que sobresalen salsas, purés de frutas, vinagre, conservas, aceite de coco y dulces en almíbar.
Gran parte de estos productos provienen directamente de la finca, mientras que otros son adquiridos de campesinos vecinos en épocas de picos de cosecha. La mini industria cuenta con contratos cooperativos con siete entidades clave como Labiofam, que se encarga de comercializar sus elaboraciones, comentó Garcés.
Refiere que esa finca también se especializa en cultivos como la papa, el tomate y el ají. Este año, se espera una producción de 40 toneladas (t) de papa convencional en las 2.0 ha plantadas a pesar de la sequía.
Además, las 3.0 ha de tomate sembradas garantizan el 90 por ciento (%) de las materias primas para “Qué Rico”, comentó este hombre distinguido en su sector como innovador, quien se propone experimentar la mezcla de pimiento y picante para elaborar nuevos sazones, e incluso aprovechar los residuos del tomate procesado.
Es notable la diversidad de cultivos en La Reina: coco, fruta bomba, mango, guayaba, guanábana y ciruela, entre otros, que le sirven de insumo para la diversificación de surtidos.
Con siete trabajadores, incluido el propietario, la finca opera al 70 % de su capacidad sembrada durante todo el año, donde además se incursiona en la crianza de gallinas rústicas para la producción de huevos, con el objetivo de fortalecer la autosuficiencia y compartir esa raza resistente con otros interesados en la reproducción de este tipo de ave.
Comenta Garcés que aunque enfrentan retos como la falta de fuerza laboral y la escasez de alimentos para los animales, los esfuerzos del equipo han sido cruciales para mantener este modelo sostenible. Los salarios mensuales oscila de 10 mil a 22 mil pesos, en dependencia de la etapa de las campañas, lo cual refleja compromiso con el bienestar de sus empleados.
La finca La Reina es un claro ejemplo de cómo las prácticas agroecológicas y la diversificación pueden ser pilares de la sostenibilidad y el progreso económico en el campo.
Garcés —un hombre con limitaciones para su normal desplazamiento, pero proactivo— tiene claro que las prácticas agroecológicas en el diseño y gestión La Reina le permite optimizar las interacciones entre las plantas, los animales, los seres humanos y el medio ambiente a fin de lograr un sistema alimentario justo, equilibrado y sostenible.