Con resultados reveladores para la salud de cualquier cubano, la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (Aenta) acumula este 21 abril 30 años de servicios de su utilización pacífica en medicina, producción de radiofármacos para el tratamiento del cáncer y otras enfermedades entre las primeras causas de muerte en Cuba.
Bajo el aliento enaltecedor del Comandante en Jefe Fidel Castro, tan temprano como en 1960, la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba promovió la creación de los institutos Nacional de Oncología y Radiobiología, el de Ciencia Animal y el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC).
Los tres alcanzaron el mérito de ser los primeros en emplear las radiaciones ionizantes en Biomedicina y otras técnicas aplicadas, de acuerdo con Anales de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), publicación científica multidisciplinaria, arbitrada por pares y en acceso abierto.
No obstante, la inauguración por Fidel y Raúl del Instituto de Física Nuclear (IFN), el 8 de enero de 1969, constituyó la expresión más sobresaliente de lo que sería el compromiso nacional con el surgimiento y despliegue del Programa Nuclear Cubano, rememoró la publicación en sus reseñas sobre la forma de energía que se libera desde el núcleo o parte central de los átomos, que consta de protones y neutrones.
En la década de los años 70, el IFN devino posteriormente en el Instituto de Investigaciones Nucleares (Inin) y completó, con la colaboración del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), gran parte de los equipos básicos que había suministrado la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Su contribución incluyó instalaciones radioquímicas, fuentes de radiaciones gamma y analizadores de espectrometría de neutrones y otros, que propiciaron la realización del análisis de minerales, aplicaciones en la agricultura, el empleo de la espectroscopia de Rudolf Mossbauer, fenómeno descubierto en 1957 por este físico alemán (1929-2011); la electrónica nuclear y la dosimetría.
Imprescindibles centros y capital humano
A la vez, en el CNIC, madre de una considerable cantidad de colectivos especializados, utilizó técnicas nucleares e instrumentación básica para la prospección petrolera y la caracterización de las propiedades de las radiaciones ionizantes.
Por aquella época surgió también la Comisión Nacional para el Uso Pacífico de la Energía Atómica (CNUPEA), departamentos de especialidades en la Universidad de La Habana, en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría y en la escuela de Física de la Universidad de Oriente, y comenzó la aplicación de un proyecto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Al unísono, hubo un estímulo a la formación de profesionales y la obtención de maestrías en especialidades nucleares y contribuyó a la concepción inicial de un futuro desarrollo en este campo. Ya en 2015 constituyeron la Comisión de Energía Atómica de Cuba y la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares.
Entonces, aparecieron en escena los centros de Protección e Higiene de las Radiaciones (CPHR), de Seguridad Nuclear (CSN) y de Estudios Aplicados al Desarrollo de la Energía Nuclear (Ceaden), de Información de la Energía Nuclear (Cien) y el Instituto Superior de Ciencias y Tecnologías Nucleares (ISCTN).
El Centro de Isotopos (Centis) lo inauguraron en 1995, y en 1983 Cuba salió electa miembro de la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica, constituido en 1957; y una condición que repitió desde hace años e incluso sobresalió su gestión cubana en el Grupo Nuclear de los Países No Alineados que presidió entre 1983 y 1987, cuando reconocieron su participación en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas para la promoción de la energía nuclear.
La Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada agregó en su aniversario 30 este 21 de abril, la condición de ser punto focal para la colaboración con el Organismo Internacional de la Energía Atómica.
También fomenta su accionar en la investigación y aplicación de otras tecnologías de avanzada como el láser, y apoya desde el punto de vista tecnológico producciones de alto valor agregado del Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica (Biocubafarma) y otras instituciones líderes del país. (Lino Luben