Alina Fundora Menéndez | Fotos: de la autora
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16 Febrero 2023

 

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“Tengo ganas de salir, leer, regresar a ese mundo que me hizo vivir y que, después de mi retiro, me permitió convertirme en una mujer con éxito”, confiesa con nostalgia la poeta y narradora villaclareña Caridad González Sánchez.

Esta mujer de mediana estatura, tez blanca, presumida, cariñosa, amante de las artes y la literatura, tiene 78 años de edad y conoció tarde el solitario oficio de escribir.

Luego de su jubilación llegó el momento de despertar a la artista que siempre supo que sería.

Publicó su primer libro a los 58 años de edad, pero en sus ojos puede entreverse la satisfacción de una dicha tardía y gratificante, y de sus labios escapa la certeza: “Todo llegó en su justo momento”.

La poeta vive junto a su esposo y su familia en la ciudad de Santa Clara, en una casa grande, pero con lazos estrechos que los unen.

“Somos 10 en la vivienda, cuatro son pintores, una escritora, una actriz, los demás se las traen”; revela con cariño y se le escapa una sonrisa.

Intenta esconder sus emociones cuando explica que no pudo leer durante su infancia, pero al estudiar técnico medio en Bibliotecología recuperó el tiempo perdido.

“Me enseñaron que todo texto tiene un momento en la vida para ser leído, pero yo fui tan voraz que leí todos los géneros, y me olvidé de las etapas”.

En ocasiones escribía, pero dedicaba la mayor parte de su tiempo al trabajo, al matrimonio, a los hijos y al resto de la familia, y su afición quedaba entonces en segundo plano.

“Lo primero que hice cuando me retiré fue ir a los talleres literarios y allí me ayudaron, me dieron el empujoncito que necesitaba. Un libro en la mano era más que un plato de comida, que un vestido; para mí la lectura siempre significó todo”.

Obra, premios y mucho por hacer

Su trayectoria artística consta de 14 publicaciones que recorren diversos géneros como décimas, poesía y cuentos infantiles.

Donde crujen los vientos, Postales desde Egipto, Pequeño viaje de un día, La calle del agua y Sucede en los árboles figuran entre los títulos de su creación.

“Mi primera publicación se llama Décimas en D mayor para violín y piano; sin saber prácticamente nada de música lo escribí y tuvo gran aceptación.

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“En narrativa creo que lo que más ha gustado es Les sepa a gloria, que contiene 11 relatos de mujeres que han sido avasalladas y que, en lugar de enfrentarse al problema, se han quitado del medio. Se titula así haciendo alusión al refrán «El que por su gusto muere que la muerte le sepa a gloria»”, confiesa mientras su mirada se dirige a alguna página del ejemplar que sostiene en sus manos.

Ha recibido múltiples distinciones como el Premio Fundación de la Ciudad de Nueva Gerona, Ala Décima, Glosas en la Jornada Cucalambeana. Premio Ciudad del Che, Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara y El Principito.

La narradora elige cualquier parte de la casa y momento del día, se sienta frente a una hoja en blanco y busca su inspiración.

“Cuando empiezo no tengo ni idea de obre qué voy a escribir, pero poco a poco sale lo que quiero y necesito expresar”.

Caridad sorprende con temas como el destino, los anhelos, el optimismo, las preocupaciones del ser humano, los problemas contemporáneos que, pese a su edad, entiende, interpreta y refleja en sus composiciones.

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Como referentes destaca a los escritores de Villa Clara, en especial, a Ricardo Riverón Rojas, Mildre Hernández y Yamil Díaz, a quienes concede gran parte de su motivación.

“Actualmente tengo muchos proyectos, pero hace un tiempo me enfermé y he estado descansando para recuperarme pronto”.

Quien ve su sonrisa y el brillo en sus ojos puede apostar que aún quedan muchas obras de Caridad González para entregar al mundo. “Estoy buscándome, aún me falta mucho por escribir”.

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