Yadier Castillo Gómez asegura tener los pies bien puestos sobre la tierra y aunque donde él vive casi todo resulta áreas verdes, no lo cambia por la más linda ciudad que pueda existir, porque se siente realizado.
El joven de 36 años, es natural de Derramadero, comunidad rural del Consejo Popular Limones Palmero, perteneciente al municipio de Majagua, en Ciego de Ávila; y allí se desempeña como vicepresidente de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Antonio Palacio, con muy buenos indicadores productivos.
“Mi proyecto de vida está en Limones Palmero, por mis venas corre sangre campesina y eso me oxigena y motiva cada día”. A los guajiros nos gusta la cerveza, disfrutar en familia como cualquier ser humano, pero somos amantes de la tranquilidad, la brisa pura del campo, del ajetreo con los animales y los cultivos, dice Yadier, quien es Técnico Medio en Contabilidad. Vivir en las urbes otorga ciertos beneficios para el desarrollo social y cultural de las personas, eso no se discute, pero el ritmo de la vida es un poco estresante; sin embargo, en las comunidades hay una conexión más fuerte con la naturaleza, la cual brinda sensación de paz y mayor sentido de familiaridad, lo más afín conmigo y los míos, comenta el majagüense con cierto orgullo.
Padre de un adolescente de 15 años, que le sigue los pasos en los trajines de la finca, Yadier pone todo su empeño para, junto con los otros 14 socios de la “Antonio Palacio”, impulsar la incursión en la siembra de arroz, que realizan en áreas aguas abajo del canal magistral Zaza-Ciego de Ávila.
Nos aventuramos en este propósito en la campaña de invierno del 2022-2023. Para ello le fuimos con todos los hierros al marabú, dueño absoluto de esas tierras que teníamos improductivas por déficit de combustible, y aunque también existe esa problemática actualmente podemos beneficiarnos del agua de ese río artificial que está al alcance de nuestras manos, refiere el hombre del agro, quien muestra todo lo que han avanzado.
Este es un alimento muy gustado en la mesa del cubano -y con su vista recorre los campos sembrados de arroz- pero la poca solvencia de la economía nacional para garantizar disponibilidad de recursos en las entidades arroceras del país impide asegurar la demanda, por lo que nos dedicamos a su producción como principal renglón en la CPA. Aquí hay para prosperar y contribuir a bajar los precios, comenta sin titubear.
Cuando me propongo algo, casi siempre lo logro, dice Yadier medio en broma, medio en serio. Nuestra meta, por supuesto adaptándola a la realidad, apunta a crecer en hectáreas cubiertas de este cereal, de ahí que empleamos el poco combustible que nos asignan en la eliminación del marabú. “Con esa proyección y poniendo el alma y el corazón, porque lleva esfuerzo, hemos convertido en realidad el sueño de explotar el canal, que beneficia en la zona, además, a los asociados de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) con igual nombre que la nuestra”.
Esta experiencia, en la que ya incursionamos por tercera vez, la llevamos a punta de lápiz y va viento en popa, aunque no negamos la falta de recursos, pero si la voluntad se impone, hay resultados, asegura el entrevistado.
“Lo que recogimos en el 2023 nos permitió entregar las cantidades pactadas con la Empresa avileña Agroindustrial de Granos Máximo Gómez, la cual nos suministró recursos y asesoría en el cultivo del demandado alimento”.
También le garantizamos a las instituciones sociales del municipio, repartimos a los asociados, vendimos a la población y guardamos la semilla para la campaña de invierno 2023-2024, en la que ocupamos, en nuestro caso, 67.1 hectáreas con las variedades lp-5 y Selección, dice el joven.
La siembra de arroz nos ha ido bien. ¡Bendita sea el agua del Zaza-Ciego de Ávila! Si jamás hemos sido irrentables, ahora mucho menos, enfatiza.
Vivir en el campo tiene sus encantos, Yadier los disfruta, sus palabras ratifican lo mucho que le gusta ese entorno, con el cual conecta para oxigenar sus pulmones y también para, como él mismo afirma, llevar adelante su proyecto de vida.