Yandry Machado Mederos | Fotos: Omara García Mederos, Estudios Rvolución
119
19 Septiembre 2024
19 Septiembre 2024
hace 2 meses
Si no fuese porque conocimos de su inmedible solidaridad, muchos hubieran pensado que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz se equivocaba el 19 de septiembre del 2005, cuando abanderó a un grupo de profesionales de la salud para partir hacia Estados Unidos y aliviar los estragos ocasionados por el huracán Katrina en los estados del sur de ese país.
Ante la negativa de Washington, Cuba guardó las mochilas, pero mantuvo preparado a su Contingente Henry Reeve –llamado así para honrar a un joven estadounidense, que se unió como soldado a los cubanos en la Guerra por la Independencia contra el colonialismo español–, cuyo objetivo sería sembrar la esperanza por el mundo ante la ocurrencia de epidemias y fenómenos meteorológicos extremos.
Impuso la naturaleza que aquel Contingente comenzara su cosecha de amor en el 2005. En octubre, 688 trabajadores sanitarios cubanos partieron hacia Guatemala para asistir a más de 400 mil personas y salvar la vida a cerca de mil 300, cuando las lluvias azotaron como nunca antes a esa nación centroamericana, provocando severas inundaciones.
Hasta la capital de Pakistán llegaron las brigadas médicas cubanas con su noble labor en el propio mes, tras la ocurrencia de un terremoto de magnitud 7.8 en la escala de Richter, que fracturó la tierra que pisaban los habitantes de Islamabad, capital de ese país, ocasionando innumerables pérdidas humanas y materiales. Miles de vidas fueron salvadas gracias a la labor de los profesionales de la Isla.
El “Henry Reeve” también extendió su mano al orbe ante la oscuridad que representaron las epidemias de cólera en Haití, en el 2010; y de ébola, en África, en 2014. En Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry todavía agradecen el gesto de amor brindado por la misión médica antillana, única en ofrecer atención directa a los pacientes de un continente con elevado déficit de profesionales sanitarios.
Con el objetivo de reconocer la participación de Cuba en el combate contra el ébola, en mayo de 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) otorgó a las brigadas médicas de la Isla el premio Dr. Lee Jong-wook, en una ceremonia en la que Ihn Yohan, quien presidía la Fundación Coreana por Servicios de Salud Internacional, expresó que el Contingente Henry Reeve ha diseminado un mensaje de esperanza a todo el planeta.
Si hasta entonces ha sido loable el desempeño de los profesionales médicos del patio que conforman estas brigadas, durante la pandemia de COVID-19 su labor se tornó en extremo meritoria al llegar a más de 40 países y territorios de ultramar, donde trabajaron no siempre en las mejores condiciones, pero sí con la mayor entrega.
Para hacer frente al problema de salud más grave al que se haya enfrentado la humanidad en pleno siglo XXI, la mayor de las Antillas abanderó a 57 brigadas conformadas por más de cuatro mil miembros, quienes atendieron a cerca de tres millones de pacientes incluso en naciones del primer mundo, como Andorra, Azerbaiyán e Italia.
Desde 2005 el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve ha salvado innumerables vidas. Constituyen motores impulsores de su accionar el humanismo y la solidaridad, la paz y el bienestar de aquellos que se encuentran donde la furia de la naturaleza ha alcanzado su más extremado rigor.
En los últimos 19 años, las brigadas Henry Reeve han predicado con los principios más encumbrados de la dignidad y el decoro, valores que las obligan a estar atentas ante el llamado planetario y llevar hasta sus cuatro puntos cardinales un mensaje de esperanza y amor a través de la más humana de las acciones: salvar vidas.