Por Marlene Montoya|Fotos: Miguel Rubiera Justiz
2011
28 Octubre 2019

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   Mi colega Odalis Riquenes Cutiño hasta tres años atrás visitaba el Hospital Oncológico Conrado Benítez, de Santiago de Cuba, en gestiones periodísticas o para realizarse un análisis de laboratorio, pero nunca imaginó que desde septiembre del 2016 pasaría a la condición de paciente por una lesión detectada en su mama derecha.
   Consciente de la importancia del autoexamen, tenía por rutina revisarse hasta que un día se palpó el nódulo.
   Familiares, amigos, amigas, compañeras y compañeros del gremio le aconsejaron y, casi le exigieron, hacerse el baff para salir de dudas de la malignidad o no de la lesión, ya que en sus ojos veían temor y también miedo.
   Transcurrieron 15 días angustiosos para conocer el resultado y cuando lo tuvo en sus manos el mundo se le vino encima al leer la existencia de células neoplásicas, ya que en ese momento solo pensó en sus hijos José Manuel, entonces con 13 años, y Mario, que en pocos días cumpliría cuatro.
   Para el primero, ya un adolescente, fue verdaderamente traumático, al punto de bajar sus resultados académicos en octavo grado, siendo su trayectoria de alta puntuación y, no era para menos, ya que estuvo siempre apegado a ella, tras la separación de sus padres hasta que años después entró a la vida de Odalis su actual esposo, Mario.
   Aparecieron muchos ángeles de la guarda, como el Doctor Argenis, quien en un ultrasonido detectó que, aunque era pequeño, tenía infiltraciones en los ganglios de las axilas.

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   Otra vez la solidaridad de muchos que le rodeaban se puso a prueba y le hicieron tomar conciencia de que el único camino a tomar era el de la cirugía.
   Para suerte cayó en manos del Doctor Miguel Ángel O'Farril, el médico con que todos se quisieran operar por su experiencia y conocimientos en la oncología, siendo la opción escogida un cuadrante  mamario con vaciamiento de ganglios.
   Muchos estuvieron en espera de su salida del salón, el cuatro de noviembre. Ella tenía su mente puesta en el pequeño Mario, por la proximidad de su cumpleaños cuatro días después.
   Por ser única hija y su madre tener varias patologías, recibió los primeros cuidados de seres que la aprecian, al punto de hacerse una lista de cómo sería la rotación.
  A Odalis, con 25 años de periodista y de ellos casi 20 en el periódico Juventud Rebelde, su enfermedad le cambió la manera de ver la vida, fue como una lección para saber enfrentar con valentía situaciones como esta, le enseñó a buscar soluciones a los problemas que surgen, hasta donde se pueda, a no dejarse llevar por el estrés y a alimentarse de forma sana.
   Mira con optimismo hacia adelante al haber podido salir de ese mal momento, cuando otras pacientes que conoció en todo ese proceso tuvieron recaída o fallecieron.
   Lo considera como una segunda oportunidad que le dio la vida para   ver crecer a sus hijos y compartir por muchos años el amor de Mario.

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   El próximo cuatro de noviembre harán tres años de su operación y su pensamiento es bien diferente al de antes.
   Por eso aconseja que hay que darse tiempo uno, trabajar, cumplir con los hijos, pero también hacer las cosas que a uno le gusta, reír y reír bastante.
   Su filosofía es otra, ya que vio la muerte rondarle. No se puede ver la vida en blanco y negro. Imposible, tiene muchos matices.
   Ese sentir lo trasmite con dulzura en las conversaciones. Siempre hay un mensaje de aliento en sus palabras cuando uno piensa que su problema es el más grande.