Euclide y su tránsito de la cultura física a la agricultura

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ACN - Cuba
Ana Esther Zulueta I Fotos: Roberto Díaz Martorell
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25 Octubre 2024

  Euclide Veirut González es un destacado agricultor en Isla de la Juventud, conocido por su dedicación a la siembra de diversos cultivos en el polo productivo “Capitán Lawton”, donde en 67 hectáreas (ha) en usufructo, fomenta la siembra de plátano, papa y frijol, y además mantiene frutales como mango, guayaba y fruta bomba.

   Con una licenciatura en Cultura Física y una carrera previa en el boxeo y la enseñanza universitaria, en 2004 decidió dedicarse definitivamente a la agricultura, influenciado por las raíces campesinas de su familia y el amor por la tierra inculcado por una de las abuelas.

  En la crianza de cerdos, ha sobresalido como uno de los mejores porcicultores del municipio especial, según comenta con orgullo a la Agencia Cubana de Noticias.

   Atribuye el éxito de sus iniciativas al esfuerzo y dedicación de su colectivo de 25 trabajadores, al que enseña y educa a pie de surco. Además, cuenta con el apoyo de la universidad y diversas instituciones científicas locales para el conocimiento técnico sobre los cultivos.

  Refiere que ante la escasez de recursos químicos, consecuencia del férreo bloqueo, adopta prácticas agroecológicas, utilizando materia orgánica y biopreparados para el control de plagas. Estas técnicas  demuestran su efectividad en el cultivo de la papa y el control del thrips palmi en el frijol, asegura este hombre que cambió el ring por el surco.

Trabajo colectivo

Foto: Roberto Díaz Matorell

   Resalta la gran determinación de su colectivo, a pesar de las inclemencias del tiempo. Realidad que se pudo constatar al momento de esta entrevista, cuando bajo una pertinaz llovizna los hombres enfrentaron sin titubear la cosecha de plátanos.

   “Cada trabajador recibe una jaba —a veces hasta dos en la semana— que incluye frijoles, guayaba, fruta bomba y variedades de plátano verde y maduro, lo que representa un beneficio significativo para ellos, en tanto estos productos tienen un valor en el mercado agropecuario estatal que oscila entre 700 y 800 pesos,” refiere este cubano de mediana estatura.

   En este polo productivo, los trabajadores ganan un salario mensual de ocho mil pesos, con la posibilidad de aumentar sus ingresos a partir de un desempeño eficiente, enfatiza Euclide, quien no escatima en garantizar a su personal botas de goma, machetes y limas, sin costo alguno a cambio.    

   Expone que en un esfuerzo por revitalizar la fuerza laboral y apoyar a los jóvenes, se implementa una estrategia que ofrece oportunidades a quienes poseen potencial y deseos de trabajar.

   Este enfoque busca contrarrestar el envejecimiento de la fuerza laboral, que incluye a muchas personas jubiladas de otros sectores, quienes se convierten en mentores de los novatos para que adquieran las habilidades necesarias en las diferentes labores agrícolas.

Comprometido con la comunidad

Foto: Roberto Díaz Matorell

 

   Desde esta base productiva sita en el Consejo Popular 26 de Julio, se distribuyen alimentos recién cosechados a los Sistemas de Atención a las Familias, programa que beneficia a personas en situación de vulnerabilidad de comunidades vecinas, así como a hogares maternos, de ancianos y casa de niños sin amparo familiar del territorio, añade satisfecho este patriarca de una familia unida y colaborativa.

   

Foto: Roberto Díaz Matorell

Los esfuerzos no se limitan a apoyar la asistencia social. En el momento de la entrevista, se cosechaba plátanos para abastecer mercados agropecuarios en las localidades de Patria y Nueva Gerona, así como para poblados distantes como La Demajagua, La Victoria y La Fe.

    A pesar de las dificultades meteorológicas para traer semillas de plátanos desde la isla grande, la imposibilidad de sembrar frijoles debido a la lluvia y el bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba para adquirir insumos, la familia sigue adelante con sus proyectos agropecuarios.

   “Me reconforta mucho ayudar a quienes tienen problemas de salud, no pienso en el dinero sino en el bien que prodigo. Y la dicha mayor es cuando llego al mercado con la carreta llena productos, y las personas se alegran porque las estoy ayudando. Esa es la mayor satisfacción”, acota.

Foto: Roberto Díaz Matorell