Fidel en Sancti Spíritus: historias para no olvidar (+Fotos)

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ACN - Cuba
Yainerys Avila Santos | Fotos: Oscar Alfonso Sosa
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25 Julio 2024

Era el 6 de enero de 1959 cuando la Caravana de la Libertad guiada por Fidel Castro Ruz –el jefe barbudo, el Comandante guerrillero que había conducido la lucha hasta victoria contra Fulgencio Batista- generaba una apoteosis en el pueblo, en pleno centro histórico de Sancti Spíritus.

   Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos, si las ciudades valen por lo que han sacrificado en bien de la Patria (…) Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más, expresó Fidel desde uno de los balcones de la hoy Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena frente a una multitud que salió a recibir a los protagonistas del triunfo revolucionario.

   Fue este un encuentro especial del Líder Histórico de la Revolución cubana con estas tierras y mientras en aquella madrugada fría las palabras calaban una a una en lo más profundo de los espirituanos, en ellas iban contenidos el respeto y el reconocimiento a su historia de luchas, a sus héroes, a sus hijos que ascendieron a la Sierra Maestra y a quienes desde el llano arriesgaron sus vidas.

   A Sancti Spíritus regresaría en muchas ocasiones: para hacer frente a la conspiración de Rafael Leónidas Trujillo, en Trinidad; al plan Banao o a la presa Zaza, una obra esta última fruto de la voluntad hidráulica de la Isla; para sorprender a todos en una comunidad rural de Yaguajay en tanto, madero en mano, participaba en un juego de pelota; para celebrar, en 1986, el primer 26 de Julio en esta geografía del centro de la Isla.

CUMPLEAÑOS 33 EN TRINIDAD

   En la tarde del 12 de agosto de 1959, un día antes de su cumpleaños 33, Fidel llegó a la actual ciudad museo del Caribe, sitio escogido por el dictador Rafael Leónidas Trujillo, de República Dominicana, para, junto a varios contrarrevolucionarios, militares del antiguo régimen y otros enemigos del naciente proceso cubano, llevar a cabo una invasión mercenaria.

   Acompañado, entre otros, por el Comandante Camilo Cienfuegos y de Celia Sánchez Manduley, el Jefe de la Revolución ubicó su puesto de mando cerca de la pista de aterrizaje del aeropuerto trinitario y resultó tan estratégica su posición que ni el mismísimo sacerdote Ricardo Velazco Ordóñez, enviado especial de Trujillo para verificar la situación del lugar, logró advertirlo.

   A la día siguiente, un avión C-47 cargado de armamentos desde la nación dominicana, era capturado y los 11 mercenarios, detenidos y juzgados; sin embargo, un intercambio de disparos provocaría heridos en los dos bandos y la muerte de los revolucionarios Frank Hidalgo Gato, Eliope Manuel Paz Alonso y Oscar Reytor Fajardo.

   Al recordar tiempo después el hecho, el propio Comandante aseguró que la derrota de la conspiración trujillista no sólo representó una victoria importante para la recién estrenada Revolución, sino también el anuncio de los años difíciles que le seguirían, pues seis décadas y media después continúan los planes desestabilizadores.

UN JUEGO DE PELOTA HISTÓRICO

   El 28 de julio de 1968 nadie imaginó que se convertiría en una fecha memorable para los habitantes de comunidades del norte espirituano; lo que hasta ese momento sería la final del campeonato de beisbol de segunda categoría devino en una jornada donde Fidel demostraría su pasión por el deporte.

   Muchos años más tarde, Eduardo Rodríguez y Ernesto Morales, lanzador y árbitro del encuentro, respectivamente, contarían a la prensa local la emoción que sintieron cuando el eterno guerrillero les comentó que les daría cuatro jonrones o cuando, entre jaranas, le pidieron que debía dejar de fumar en el terreno.

   Entre la algarabía de los vecinos que “corrieron” desde los lugares más insospechados, el asombro de muchos y las “provocaciones” de Fidel hacia el equipo contrario y los árbitros transcurrió aquel domingo que depararía, a su vez, un intercambio con los lugareños en el Círculo Social.

   De la visita a esa zona del municipio de Yaguajay se desprenderían luego los uniformes recién confeccionados para los peloteros o el centro estudiantil construido años después junto con la nueva comunidad.

PASO A LA INMORTALIDAD

  La imagen de la urna de cedro recorriendo el parque Serafín Sánchez Valdivia, la Avenida de los Mártires o la propia Carretera Central pervive en la memoria colectiva de una provincia que desde 2016 siente a Fidel en cada uno de sus pasos.

   Mucho antes de que el cortejo fúnebre con las cenizas del soldado de las ideas hiciera su entrada en Sancti Spíritus, las banderas cubana y del 26 de Julio, las lágrimas en los rostros, los carteles y fotos por doquier presagiaban que sería una fecha de sentimientos encontrados: el dolor por la partida física y el orgullo por la Cuba querida y admirada en el mundo, la tristeza ante la muerte del Líder y el recuerdo de quien regresaría siempre.

   Frente al balcón de la antigua Sociedad El Progreso donde aquella madrugada fría de enero de 1959 Fidel le hablara a los espirituanos, el recorrido del cortejo se antojaba más solemne: el joven del Cuartel Moncada y la prisión fecunda, el barbudo de la Sierra Maestra, el hombre solidario y el de las causas justas volvía a Santiago de Cuba convertido en luz y guía.

   De aquel momento histórico quedan las imágenes; de su paso por ésta tierra, están los logros científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología que, para suerte de este territorio, sugirió edificar; de su legado forma parte el espíritu de un pueblo trabajador que desde hace varios días respira aires de "26".