Fidel crió, por así decirlo, una isla llena de humanismo, de niños felices con mucho o poco, de resiliencia y paz; esas son raíces que el Comandante en Jefe plantó, el abono, el cuidado, el crecimiento o no, es tarea nuestra, opina Flavia de los Angeles Contreras Vega, joven que vive la experiencia del Servicio Militar.
Soy de esa generación que creció viendo a Fidel en la televisión, conservo en casa un cuadro suyo con fondo azul medio desteñido pero que sin dudas refleja la mirada única del Comandante en Jefe, comenta la graduada del Colegio Universitario de Periodismo en Matanzas.
No podría hablar por todos los jóvenes, eso sería generalizar, pero puedo hablar por mí que siempre soñé con conocerlo, enviarle una carta y tener una foto con él, puedo decir que esos valores de los que tanto habló y que siempre lo acompañaron han formado parte de mi vida, expresa.
Fidel es Cuba, es la Patria, la bandera –estima-, siento que aun, a pesar de las dificultades está ahí, en ese pueblo que se levanta sin importar obstáculos, que lucha, que se mantiene fuerte, que siente orgullo de haber nacido y crecido en la tierra del Tocororo y la Palma real.
Generaciones, ahí está el detalle –reflexiona-, las nuevas no tendrán la suerte de pasar por delante de la radio y escuchar su voz en vivo, pero Fidel dejó huella en el pueblo que lo acompañó y lo acompaña, lo tendremos siempre en uno de los cantos de Carilda, ese que concluye: "Gracias por todo, Fidel".
Cuando se acerca el aniversario 98 del natalicio del Líder Histórico de la Revolución Cubana, considera Flavia que: “Ese espíritu era inigualable, tal vez por eso se hizo música, poesía, vive en el lienzo y las obras, tal vez por eso Fidel inspira a crecer, a crear, a mantenerlo como llama encendida.”