Setenta años cumplirá Hugo Rafael Chávez Frías o sencillamente el hermano Hugo Chávez este 28 de julio, fecha señalada para las elecciones generales que en su Patria deben reafirmar un camino de trabajo, derecho soberano, voluntad de avance y desarrollo a seguir por un pueblo que lo recuerda y homenajea con el espíritu bolivariano que en él vivía impetuosamente.
Fallecido a consecuencia de cáncer el 5 de marzo de 2013, tras ocupar desde fines de los 90 la presidencia de su país, de ese noble hijo de América siempre podrá reconocerse la valía esencial de la frase martiana que reza: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.
Muchos recuerdan todavía en la comunidad de Sabaneta de Barinas, su entorno natal, al pequeño y vivaz niño que allí cursó la enseñanza primaria en medio de la humildad y la pobreza, pero bajo el cariño atento y amoroso de sus padres, maestros de primaria, hermanos y en especial de su abuela paterna Rosa, decisiva en su formación.
Pasó el tiempo y se convirtió en legítimo representante del agreste y sobrecogedor llano venezolano, amante de la pelota, voluntarioso, extrovertido, dispuesto en toda obra o acción que significara siempre ir hacia adelante, buscador de la justicia y sobre todo muy alegre, contagiosamente alegre, chispeante y serio a la vez. Disfrutaba además la música y la pintura, escribir, leer…
Y así, resumiendo, ese venezolano patriota en plena juventud se convirtió en el líder del Movimiento Quinta República, fundado en 1997 y unido más tarde en 2007 a otras organizaciones para crear el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), del que estuvo al frente hasta 2012.
Antes, al hacerse un oficial militar de carrera él creó también el clandestino Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) a principios de la década de 1980.
Fue elegido presidente de Venezuela en las elecciones de 1998.
Con la refrendación de una nueva constitución en 1999, el presidente Chávez enfrentó la reacción de la antigua oligarquía que gobernaba bajo enormes desigualdades sociales, privilegiaban y enriquecían a una minoría, mientras que la mayoría de sus compatriotas sufrían pobreza, incluso extrema, en un país con enormes reservas mundiales de petróleo y otros recursos.
Inspirado con fervor en Bolívar y las hermosas tradiciones históricas y culturales de su nación, pudo ver y sentir el valor de una causa justa dondequiera que ésta existiera en el continente y en el mundo, por lo que impulsó una política gubernamental que lo acercaba y lo llevaba a la unión y solidaridad con naciones en vías de desarrollo, antimperialistas y defensoras valientes de sus riquezas, derechos y soberanía, contra transnacionales y el injerecismo de potencias.
Así, desde temprano se hizo amigo de Cuba, de su Líder Fidel Castro y los habitantes de la primera nación socialista de América. Ese credo ideológico estaba en conjunción con sus aspiraciones e ideales en pro de la edificación de una sociedad libre, genuinamente democrática, enaltecedora de los seres.
Gracias a Chávez y a Fidel Castro y a los principios de la solidaridad, los habitantes de la mayor de las Antillas y venezolanos pudieron participar juntos, por fructíferos años, en programas sociales, sanitarios, educativos y culturales dedicados al bienestar del pueblo, trabajando codo con codo en esa vasta y hermosa tierra.
Misiones les llaman ellos a tales proyectos humanistas en los cuales se han sentido la gratificación y el crecimiento moral, de hacer tareas hermosas que lejos de ser fáciles o expeditas, se han hecho a contrapelo de agresiones, provocaciones, intentos de golpes de estado, warimbas, campañas difamatorias, sanciones injustas y crueles del enemigo poderoso del norte, pero que nunca se detuvieron.
No solo Cuba y sus naturales tuvieron el privilegio de conocer de cerca a Hugo Chávez, asimismo otros estados del Caribe y de toda América Latina supieron de su solidaridad y contribución militante con el Caricom, el ALBA-TCP y la Celac, organizaciones que iluminaron un área geográfica con la llegada de instrumentos para la unión y la cooperación sin espíritu abusivo, de ocupación, intervención o despojo como había sido antes en sus historias.
Chávez, junto a otros líderes comprometidos, fue uno de los artífices principales de esas acciones por cambiar las onerosas condiciones de subordinación y falta de recursos indispensables para el desarrollo de un territorio amenazado además, por el cambio climático. Promovió la unidad y la paz en una región urgida por conjurar sus males sociales y avanzar.
Hoy, en su aniversario 70 y en su puesto de vigía eterno del Cuartel de la Montaña Hugo Chávez Frías, como una fuerza de la naturaleza que lo circunda en lontananza, no descansa, no sabría ni podría hacerlo. Sabe que hasta allí van a buscar inspiración y enseñanza muchos hijos de Venezuela y sobre todo de América Latina, aun de más lejos, personas que creen en la justeza de luchar por el bien de sus congéneres, sin detenerse.
Incluso, quienes hasta allí no puedan llegar, si lo conocieron, siempre lo llevan en el corazón. Su legado es eterno. (Marta Gómez Ferrals, ACN)