Josué, Floro y Salvador acercaron el triunfo

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ACN - Cuba
POR JORGE WEJEBE COBO
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28 Junio 2024

   Los esbirros batistianos reiteraron su fatídica obra en las calles de Santiago de Cuba el 30 de junio de 1957 con el asesinato de los jóvenes Josué País, Floro Vistel y Salvador Pascual, activos participantes en la lucha clandestina, quienes se aprestaban a enfrentar un acto de propaganda del régimen junto a otros comandos.

   Ese día, uno de los más sangrientos personajes de la dictadura, Rolando Masferrer, preparó un mitin en el Parque Carlos Manuel de Céspedes, sobre el que alardeó que tendría una asistencia de más de 30 mil participantes.

   Así trataba de fortalecer la versión oficial de que el movimiento revolucionario estaba neutralizado en las ciudades, y en la Sierra Maestra los guerrilleros huían dispersos bajo el asedio del ejército.

   Tal hecho tendría respuesta por parte de combatientes que instalaron una bomba bajo la tribuna, la cual al explotar sería la señal para emprender otras acciones por miembros del Movimiento 26 de Julio en Santiago.

   El explosivo no estalló y el grupo dirigido por Josué, acuartelado cerca del parque, no se resignó a la espera y ocupó un auto cuyo dueño de inmediato hizo la denuncia y dio la alerta al cerco de policía que estaba protegiendo el acto. Un patrullero comenzó a hacer fuego contra el vehículo, lo cual conllevó a que se impactara contra un poste.  

   De inmediato el lugar se llenó de esbirros que compitieron en el ametrallamiento de los jóvenes que fueron abatidos sin posibilidades de defenderse. Josué muy mal herido, al ser identificado, lo remataron con un tiro en la sien camino al hospital.

   La madre, Doña Rosario, acudió al centro hospitalario e increpó a los asesinos: "Qué lástima, han tronchado una vida que empezaba llena de ilusiones..."

   Un mes exacto después, el 30 de julio de 1957, la valiente progenitora perdía a otro de sus hijos: Frank País García, jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio.

   Ese día Doña Rosario convirtió su dolor en firmeza, lo cual fue factor importante para que el sepelio  resultara la más nutrida manifestación de repudio público a la dictadura.

   Una muestra del amor entre los dos hermanos constituye el poema de Frank "A mi hermano Josué, a mi niño querido".

   "Cumpliste tu vida/ tus sueños/moriste peleando y de frente/... Cuánto sufro el no haber sido el que cayera a tu lado/ hermano mío! que solo me dejas rumiando mis penas sordas/ llorando tu eterna ausencia".

   En la jornada del 30 de junio de 1957, Josué, Floro y Salvador entregaron sus vidas en desigual combate, pero acercaron la victoria final.