La impronta de Fidel en la ciencia cubana

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ACN - Cuba
Lino Luben Pérez | Foto: Archivo
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19 Abril 2024

Cuando hace 30 años, el 21 de abril de 1994, surgió el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), la iniciativa constituyó un respaldo al legado en la materia del Comandante en Jefe Fidel Castro, lo institucionalizó y sentó las bases para el desarrollo de un organismo transversal de la economía nacional de Cuba.

    Su  instauración es considerada no solo un gesto de reivindicación histórica, sino también demostración de  audacia porque ocurrió en pleno período especial, en medio de la desaparición de la comunidad socialista del este de Europa y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y el arraigado oportunismo injerencista del gobierno de Estados Unidos y su obsesión de acabar con la Revolución Cubana.

   No obstante, la promulgación del decreto Ley No. 147 sobre la reorganización de los Organismos de la Administración Central del Estado posibilitó su formación a partir de la integración de la Academia de Ciencias de Cuba, con más de 30 años de creada.

   Sus antecedentes datan de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, fundada en 1861 e incluyó a  la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares, la Comisión Nacional para la Protección del Medio Ambiente y el Uso Racional de los Recursos Naturales, y la Comisión Rectora del Gran Parque Nacional Sierra Maestra.

   Solo a partir del primero de enero de 1959 se abrió un capítulo cualitativamente distinto para la ciencia nacional, pues dejó de ser un objetivo y encomienda individual para convertirse en prioridad y cada vez más en la locomotora de su desarrollo.

   Así comenzó la creación y promoción de grupos y centros enfocados en la asimilación de conocimientos y tecnologías, identificación y exploración de los recursos naturales, aunque experimentó su madurez y se convirtió en generadora de conocimientos, tecnologías y productos, en muchos casos de impacto mundial.

   Además, contaba con un potencial humano que llegó a disponer de una infraestructura material de primera línea, con prestigiosas instituciones encabezadas por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas, pionero en la preparación de nuevas generaciones y de donde se desprendieron una considerable cantidad de colectivos.

   En consecuencia,  es asombroso que en un país en el que hacía apenas cuatro decenios el 30 por ciento de la población era analfabeta o semi analfabeta y en virtud de la máxima de Fidel, llegara a tener virtualmente un pueblo de hombres y mujeres de ciencia, con resultados relevantes en las principales ramas, en particular en las biotecnologías de primera generación.

   De modo que la repercusión de tales avances en los indicadores de salud de Cuba es evidente, sobre todo, por la existencia de una coherente estrategia nacional que contempla un programa de atención primaria universal y gratuita.

La hazaña contra la COVID-19

   Sin duda alguna, su promoción permitió que en 2022 la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi) entregara en La Habana su Medalla para Inventores a los autores cubanos de candidatos vacunales contra la COVID-19, que han prevenido de la muerte a miles de personas, incluso niños  en Cuba y el exterior.

   El premio correspondió a las innovaciones de Soberana 01 y la Soberana 02, al igual que Abdala y Mambisa, consideradas estas dos últimas una sola iniciativa creadora.

   Otro resultado de su gestión consistió en que el uso de medicamentos de la biotecnología cubana, como Jusvinza y los anticuerpos Itolizumab o Nimotuzumab, proporcionaran una alta recuperación en los pacientes de terapia intensiva y una letalidad acumulada de solo 0,77 por ciento.

   A pesar de la guerra generalizada y mediática de gobiernos de Estados Unidos hace más de 60 años y acentuada cada vez más, 10 productos de la ciencia cubana poseen la Medalla de Oro de la Ompi.

   El Citma hoy en día agrupa directamente a instituciones científicas que abarcan investigaciones en ciencias sociales, naturales, medioambiente, metrología, sismología, nanotecnología, y coordina la labor de los centros de estudio de la nación, con prioridad en indagaciones en el campo de la biotecnología, energía renovable, cambio climático y producción de alimentos.

   Una eminente científica cubana, la Doctora en Ciencias Rosa Elena Simeón Negrín, dirigió la lucha en Cuba en 1971 y 1980 contra la peste porcina africana, introducida en ambas ocasiones por el gobierno estadounidense mediante su guerra biológica, todo lo cual pudo confirmarse en septiembre de 2021 y que provocó grandes pérdidas en la población de animales de ese tipo.

   Solo unos años después, desde 1985 desempeñó el cargo de presidenta de la Academia de Ciencias de Cuba y en 1994 el de ministra del Citma, la primera mujer en hacerlo hasta 2004, cuando falleció en sus responsabilidades.

   Tres décadas después de su oficialización y en inequívoca remembranza de Fidel, en sus proyecciones estratégicas el Citma persiste en contribuir a la implementación y fortalecimiento del Sistema de Gestión de Gobierno, basado en Ciencia e Innovación.

   Además, continuar el perfeccionando el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, orientado a la solución de los problemas, mediante  definición de prioridades dentro de ellas; mayor integralidad de los proyectos y encadenamiento entre los actores que deben tributarles.