Los apacibles pinchazos de La Espinita

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ACN - Cuba
Oscar Alfonso Sosa | Fotos del autor
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14 Octubre 2024

Cuando en aquel caluroso amanecer el guajiro Nelsón Ríos Carballo llegó a su finca La Espinita y toda una avalancha de agua salada cubría las áreas, el mundo se le vino encima.

   En ese instante pensó que tener su emporio agropecuario a poco más de 300 metros del mar, en el extremo occidental de la comunidad de Júcaro, en el norte de la provincia Sancti Spíritus, podía ser fatal, pero clavó su vista en la franja de tierra anegada, respiró profundo, y tomó la decisión que más certera le pareció. 

Foto: Oscar Alfonso Sosa (ACN)

 Acercarme a los que saben de ciencia, traerlos a este escenario productivo y "conspirar" para transformarlo en una respetada finca, esa fue la premisa, reveló a la Agencia Cubana de Noticias.

   Y la primera acción fue sabia: "espantar" del cauce del río Guainabo todo lo que en años provocó la obstrucción de la corriente como: tormentas, ciclones, indisciplinas, malos manejos hídricos, escombros y otros sólidos.

   Ni idea tengo de la cantidad de arena que saqué de la desembocadura, subrayó, era un tapón para el agua dulce y cuando el mar batía, superaba la cota del río y el lugar se ahogaba en agua salada.

LA CIENCIA LLEGÓ Y SE AFINCÓ 

Foto: Oscar Alfonso Sosa (ACN)

 Sin conocer el término agroecología, al extinguirse las zafras en Yaguajay, Nelson comenzó a crear cercas vivas con los recursos florísticos del manglar y la franja costera.

   Para nosotros era imposible sacar llanas y patabanes de la costa todos los años para mantener los linderos, no tenía recursos y el rebaño necesitaba protección, dijo.

   Empecé a nutrirme del manglar, resaltó, y de sus semillas botánicas, de sus esquejes, sembré madres de maderas resistentes como el brasilete y, poco a poco, las posturas que salían las colocaba en las cercas y en otras áreas.

   Me tildaron de loco, sin embargo, hoy tengo un corredor biológico con más de 130 especies y que es productor de postes y de semillas, refugio de aves y de insectos, aclaró, y muy importante, se acabó la deforestación en el manglar. 

Foto: Oscar Alfonso Sosa (ACN)

 Pero el corredor siguió fortaleciéndose por las alianzas con la Dirección de Investigaciones de Ecosistemas Montañosos y el Parque Nacional Caguanes, ambos pertenecientes al Centro de Servicios Ambientales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y con el Centro Universitario Municipal Simón Bolívar.

   De la tupida manigua sólo se sacan el marabú y las malezas; mientras, se potencian bosques secundarios de importancia vital en la sostenibilidad del ecosistema, las piedras se retiran de sus sitios y forman muros en las vaquerías y en otros lugares hasta conformar áreas compactas y sin obstáculos para los cultivos y los pastizales.

   El rebaño vacuno se fortalece bajo el principio de crecer con la genética tradicional de la finca y todo el estiércol que generan las vacas, los toros y terneros fertiliza la tierra.

 

Foto: Oscar Alfonso Sosa (ACN)

 Con estas acciones, aseguró el entrevistado que del sueño pasaron a una realidad, pues producir comida allí siempre fue muy complicado.

   Y su esposa Niurka Montesino Companioni lo ratificó, en tanto recolecta ajíes en los alrededores de la rústica casa de servicios.

   Cosechamos melón, calabaza, hay plátano sembrado, ya hemos comido maíz tierno y generamos nuestras propias semillas, destacó Ríos Carballo. También hay frutales en producción como el coco, la guayaba y cítricos; y plantamos fruta bomba.

   En uno de los extremos de la finca, casi rozando el río Guainabo, varios diques dejan ver arroz.

   Hacemos una selección de semilla y le damos tratamiento antes de la siembra, argumentó, y la noticia no sólo es la producción de comida en La Espinita, estamos hablando también de estabilidad y rendimientos en los cultivos.

   En el caso de la ganadería, además del mejoramiento de las áreas con la agroecología, existe una parcela de plantas forrajeras, proteicas, sorgo; en tanto, de los especialistas aprendió a rescatar especies de la flora con alguna amenaza.

APUNTES ESPECIALIZADOS

   

Para la Máster en Ciencias Idania Hernández, investigadora del Parque Nacional Caguanes, la principal virtud de “La Espinita” está en la voluntad de sus dueños de transformar el escenario de su cotidiano bregar, con la asesoría especializada que recibe de las tres entidades cooperantes.

   Ello, sin demeritar los estudios de Nelsón y su familia y la puesta en práctica de experiencias campesinas agroecológicas como la barrera viva con llanas, mangles y patabanes que frena la erosión, limita la cuña salina y suma salud a este panorama natural, argumentó.

   Poseen esos dominios tres pozos de agua -dos de ellos reportan niveles de salinidad ínfimos y el tercero, bajo- y todo lo hecho en la reforestación y los certeros manejos ambientales generan mayor producción de oxígeno en el lugar.

   Por este trabajo y sus implicaciones llegaron hasta “La Espinita” proyectos como el de Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria, el de Agroecosistemas Resilientes al Cambio Climático y el internacional de Resiliencia Costera, que dejan conocimientos y recursos para el desarrollo.

   Y mientras cae la tarde, el guajiro fija la mirada en su orquideario que vive abrazado casi al mar, ése con el que sueña en algún momento, sin daños ambientales y de manera ecológica, producir sal para los pobladores de Júcaro y "un poquito más allá".