Los Comités de Defensa de la Revolución remarcan y ensanchan su actividad permanente ante el cercano advenimiento del aniversario 64 de su fundación, el 28 de septiembre de 1960, momento histórico en que miles de capitalinos escuchaban un trascendente discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Y aunque mucho llovió desde entonces, vale la pena recordar, aquella noche de leyenda, cuando de fondo a las vibrantes palabras del joven líder se oyó el estallido de unos petardos colocados por enemigos, en las cercanías y con fines intimidatorios.
Lejos de eso, inmediatamente la multitud reunida comenzó a dar gritos de ¡Viva! al proceso revolucionario, se entonaron las notas del Himno Nacional. Nada ha podido borrar ese recuerdo en la memoria colectiva del pueblo, pues hubo imbricación entre los valores y el espíritu de combate, y entre el cubano de a pie y sus dirigentes.
“Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo. Están jugando con el pueblo y no saben todavía la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo”, puntualizó Fidel entonces.
Comunicó que se iba a establecer un sistema de vigilancia colectiva en defensa de la Revolución, en su marcha y en pos de nuevas conquistas. Lo que fue aclamado.
La primera función de los emergentes Comités de Defensa de la Revolución fue la guardia revolucionaria en cuadras y barriadas para impedir actos vandálicos y terroristas alentados y pagados, en su mayoría por la CIA y el gobierno de Estados Unidos.
Una larga lista de atentados y provocaciones, debidamente fundamentada por la legalidad cubana, señalaba que el imperio comenzó a pergeñar y ejecutar planes agresivos contra el gobierno del pueblo desde el primer día del triunfo de Enero, con acciones concretas que incluso segaron vidas de miles de compatriotas.
Fue un nacimiento a la altura de los imperativos históricos de su momento, esencia que la organización no ha perdido hoy y lo ha ratificado en su trayectoria, estimulando el espíritu de voluntariedad, el entusiasmo y la disposición de las masas para cumplir importantes tareas comunitarias, llenas de crecimiento humano y de aporte a la economía, educación y salud, incluso la defensa.
A lo largo de los años los CDR han desempeñado funciones propias de diferentes etapas en las que se han integrado con armonía y mucha creatividad el devenir de la cotidianidad y la vida de la sociedad, afectada duramente por los efectos de un bloqueo económico, comercial y financiero cada vez más demencial y sádico, que traspasa los programas de justicia social y desarrollo vigentes creados por la Revolución.
Es así como han ayudado a embellecer la vida con labores de limpieza, higienización y embellecimiento de barrios y en la colecta de materias primas destinadas a los flujos productivos de diversas industrias. Han realizado, además, movilizaciones de trabajo voluntario en apoyo al programa alimentario, en coordinación con otras organizaciones de masas y gremiales, con miras a paliar las consecuencias del bloqueo.
Igualmente se agradece su colaboración con las fuerzas del orden en los programas de prevención del delito y en tiempos de temporada ciclónica o ante catástrofes, los CDR han sido brazo de apoyo y canalización del socorro que las instituciones encargadas y especializadas instrumentan para la protección de toda la ciudadanía.
Es motivo de orgullo grande el invaluable aporte que desde hace muchos años dan los cederistas a la Salud Pública y a la vida: las cuantiosas donaciones de sangre gratuitas, y hasta masivas cuando ha sido necesario. Acciones hermosas, humanistas y sin parangón en el mundo, pues en otros lares, el mercantilismo dicta la entrega del fluido salvador a un semejante.
De modo que los intentos del enemigo de minar el impacto de la fuerza de la población que representa la organización de masas más grande e influyente del país, están muy lejos de alcanzar sus objetivos en este 2024, lleno de tareas apremiantes y de desafíos, pero también pletóricos de la alegría y el ingenio para superar obstáculos que siempre nos han acompañado.
Con los resortes de la vigilancia y la unidad del pueblo se seguirá haciendo historia en el camino que conduce a nuevas realizaciones y mayores esfuerzos. (Marta Gómez Ferrals, ACN)