Como iniciativa estival y a un año de su fundación, el Festival de Clarinete Ciudad de los Puentes se celebró en Matanzas del 10 al 13 de julio últimos; sueños e ideas latentes en los apasionados de este instrumento, respaldaron el desarrollo de la joven y necesaria experiencia.
El evento que ya aportó a la llamada Atenas de Cuba su segunda entrega, abrazó entre sus objetivos la posibilidad de convivir e intercambiar conocimientos; así como también contribuir a la formación profesional y personal de las nuevas generaciones de clarinetistas.
Este festival –explicó el maestro y presidente del Comité Organizador Roberto Medina- es el fruto de años de experimentación y trabajo, volcados hacia la necesidad de contar con un espacio donde coincidieran, durante varias jornadas, profesionales y estudiantes.
“Necesitábamos un encuentro para juntarnos, intercambiar asuntos y menesteres propios del instrumento, interpretar obras y sobre todo disfrutar de la música junto a nuestros artistas más jóvenes, por ellos nació esta iniciativa”.
Las raíces fuertes de la primera edición prosperaron en sus protagonistas, quienes demostraron en el escenario el excelente resultado de los talleres y clases magistrales impartidos por los profesionales invitados.
Los alumnos –expresó la profesora y directora de orquesta Yoannia Calama- son la razón de ser de este sueño, que busca además dar vida al movimiento clarinetista en el territorio matancero e incluso en la Isla, al brindar las herramientas necesarias a los noveles para compartir su arte.
El programa ha logrado unirnos y mostrar la pasión que nos acompaña; agradecemos la visita de Ariel de Vedia, y a Haskell Armenteros y su Nueva Camerata por brindarnos apoyo y conocimientos infinitos, añadió la músico.
Recuerdos valiosos y huellas profundas dejó esta fiesta en niños y jóvenes que hoy cursan estudios en las escuelas de arte de la ciudad; nombres como el de Isabel Rodríguez quedarán plasmados en el amplio programa que el público llevó a sus hogares con olor a tinta y arte.
Contar con la guía del profesor Roberto Medina, la aventura de aprender juntos y vivir nuevas experiencias, hacen de ésta una oportunidad hermosa, argumentó Isabel Rodríguez, estudiante de primer año de Nivel Medio Superior que llega por segunda ocasión a la cita.
La magistralidad que emana de las notas interpretadas por Vicente Monterrey, cautivaron al público durante los días de presentación en la Sala de Conciertos José White, para compartir la alegría que hoy reafirma la vocación cultural en Matanzas.
Este Festival resulta de gran importancia para la historia y la cultura de la urbe; es muy relevante que, inspirados en un instrumento, haya nacido esta gloria y esperemos por supuesto que le aguarde larga vida, dijo el reconocido maestro Monterrey.
El foro –añadió el Primer Clarinete de la Orquesta Sinfónica Nacional- constituye gran motivación para el nuevo semillero que hoy forman las escuelas yumurinas de Arte, al brindarles, en estos tiempos difíciles, soporte y acompañamiento ante la luz de un sueño con notas musicales.
A extramuros del caimán dormido llegó la magia del soñado intercambio, que contó, además con la participación especial del invitado argentino Ariel de Vedia y la presencia de la directora Yeny Delgado Rolo, quienes demostraron su entrega.
Esta oportunidad constituye inspiración para todos, no habría algo que no se pudiera aprender; es impulso para que los muchachos se desarrollen profesionalmente y se descubran a sí mismos y con ello el camino que desean seguir, argumentó la matancera Yeny Delgado.
El Festival de Clarinete -explicó Ariel de Vedia- está muy bien organizado, colmado de riquezas que complementan a esta localidad maravillosa, cuenta igualmente con un nivel de profesionales muy alto, lo que unido al empeño y el esfuerzo puesto en él, inspiran a aportar un granito de arena.
Logros diversos prestigiaron las jornadas que entre emociones y talento transcurrieron guiadas por la entrega de profesionales como Yoleidys Valderrama, Yoannia Calama y Roberto Medina, además de abrigar la presencia de Vicente Monterrey en el escenario.
La vivencia –recalcó Yoleidys Valderrama Peñate, codirectora del Comité Organizador- fue gratificante y superior a la edición anterior, al contar con el apoyo de importantes profesores y motivar a los participantes a continuar este camino entre partituras.
Siempre trabajar con niños es único, como educadores tratamos de transmitir esas experiencias que da la vida, pero también aprendemos de ellos, ha sido muy lindo que se sientan inspirados al compartir con nosotros el momento único que se vive en el escenario, añadió Valderrama.
La luz del empeño colectivo de personalidades e instituciones culturales, entre las que resaltan la Sala de Conciertos José White y La Casa de la Memoria Escénica, quedó impregnada en el corazón de aquellos que junto a instrumentistas de diversas generaciones disfrutaron de la magia del clarinete en el verano de Matanzas.