Por Yohandra Gómez Amaró
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29 Enero 2024

   Los manglares devienen ecosistemas altamente productivos que pueden absorber grandes cantidades de carbono y almacenarlo en su biomasa y suelo, con lo cual ayudan a minimizar los efectos del cambio climático al reducir la cantidad de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. De ahí que especialistas del Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos (Ceac) prioricen la protección de ese tipo de entornos.

   Desde hace varios años, expertos de la institución científica se han dedicado a la investigación de dos importantes sectores costeros del territorio centro-sureño: Arroyo Inglés, ubicado a la entrada de la capital provincial; y el Estero del Delfinario, cerca del complejo hotelero Rancho Luna-Faro Luna.

   Yenizeys Cabrales Caballero, jefa del servicio estatal Soluciones basadas en la naturaleza para la mitigación del cambio climático, expresó a la Agencia Cubana de Noticias que de 2020 a 2023 se enfocaron en la caracterización y medición de variables, tanto en la parte subterránea como en  la aérea en las zonas objeto de estudio.

  De acuerdo con información publicada por la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías Avanzadas en 2023, la propia Cabrales Caballero afirmó que otro de los objetivos de la pesquisa consistió en determinar las estimaciones de gases de efecto invernadero que se liberarían a la atmósfera en caso de la degradación o pérdida del medio.

   Entre los resultados hasta el pasado calendario, sobresalió que el sumidero aéreo del Estero del Delfinario acumuló 988.03 Megagramos de Carbono por hectárea (MgC/ha), cifra mayor a la de Arroyo Inglés, que reportó 591.95 debido al notable nivel de degradación en ese segundo sector costero.  

   De igual forma, reflejó el texto, las posibles emisiones de CO2 registradas — en Arroyo Inglés de dos mil 225.74 Mg CO2/ha y en el Delfinario de tres mil 714.98— se consideran elevadas, pues el espacio ocupado por esos enclaves no supera las 14 hectáreas.

   En esa ocasión, los investigadores sugirieron prestar especial atención al sitio situado a la entrada de la capital de la Perla del Sur, ya que presenta visibles signos de deterioro por la acción del hombre, lo cual disminuye su capacidad para la absorción del dióxido de carbono, y brindar otros servicios que puedan garantizar un adecuado desarrollo ecológico y social en el área.

   Pero la labor de los científicos del Centro de Estudios se remonta a la primera década del 2000, cuando comenzaron la caracterización de los manglares de la bahía sureña y analizaron las grandes formaciones de esos ecosistemas en Cienfuegos, entre estos los de la propia rada, los asociados a las desembocaduras de los ríos, los del área protegida Guanaroca; así como los localizados desde Cabagán hasta Mangles Altos, puntos limítrofes con Sancti Spíritus y Matanzas, respectivamente.

   Cabrales Caballero confirmó que durante estos años elaboraron mapas temáticos de la cobertura de manglar, impulsaron estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos; describieron el ecosistema y su entorno e identificaron factores de presión, respuesta e impacto.

   La conservación de esos valiosos cuerpos boscosos resulta de vital importancia ecológica y económica, toda vez que constituyen barreras naturales para el cuidado de los litorales frente a la erosión, los huracanes y otros fenómenos meteorológicos, al tiempo que funcionan como hábitats para animales y plantas.