“Fátima y el parque de la fraternidad”, me cambió la vida para bien, es un símbolo para mí y muchos cubanos, afirmó el talentoso artista Ray Cruz, quien interpreta el rol protagónico y dirige, junto a su esposa Claudia Zaldívar, la obra inspirada en el texto homónimo del poeta y etnólogo Miguel Barnet.
Cruz, desdoblándose en Fátima, Manolito, Andrés y otros personajes de compleja historia y caracterización, demuestra su profesionalidad, ductilidad y capacidad para transmitir emociones, transformarse de acuerdo con las necesidades del libreto, interactuar y atrapar al público por poco más de una hora.
La puesta en escena no solo es un reflejo de la realidad nacional, sino también un llamamiento a la reflexión sobre temas álgidos y de relevancia social como: desarraigo, desamor, rechazo, incomprensión, infidelidad, transexualidad, creencias, emigración, desilusión, valentía, soledad, marginación y discriminación.
Según expresó a la Agencia Cubana de Noticias, es una obra a la que le tiene mucho amor, pues con ella habla de la Cuba de hoy, de los valores humanos y constituye un canto a la libertad, a la empatía y a la libre elección.
Dijo que con “Fátima…” busca e incentiva al espectador a la reflexión, a ser partícipe de la presentación, a cantar las canciones juntos, siendo esa reacción del público uno de sus mayores logros.
Afirmó que si pudiera compararla con algo sería con Cuba y sus problemas, con esa llama prendida al final de la obra en un pedazo de vela, símbolo de resiliencia, esperanza y fuerza de los cubanos de querer hacer cosas, pese a miles de vicisitudes.
En la vida hay que aceptar, querer y respetar; debemos emanar una energía positiva y bonita, y tratar de ser feliz de cualquier forma, esa máxima guía su proyecto personal, familiar y profesional, subrayó Cruz.
El Parque de la Fraternidad, emblemático espacio de La Habana, es el escenario simbólico, lugar de confrontación de realidades, de encuentro y reconciliación, en el cual las diferencias se diluyen y convergen historias diversas que, como la de Fátima, representan la lucha constante por el reconocimiento y la aceptación, y buscan ser escuchadas, en una sociedad que, a menudo, las silencia y margina.
Proveniente del canto lírico y agradecida por la confianza en el proceso, Claudia Zaldívar, señaló que compartir su primera dirección junto a Cruz constituyó un regalo, pues les permitió un mayor acompañamiento en el camino creativo y complementarse más en lo personal y profesional.
Manifestó que el montaje, realizado a petición de Barnet, devino reto y acto de osadía concluido en hermosa puesta de escena, en la cual se descubren características, actitudes y una faceta diferente del actor a la acostumbrada por los espectadores.
Comentó el amplio trabajo de campo, a fin de profundizar en las temáticas abordadas y sobre el lugar de desarrollo de la trama, a fin de ser consecuente con lo expresado y hecho, y lograr un material completo, capaz de trasladar a la audiencia que no reside en la capital hasta ese espacio.
En un contexto mundial, en el cual las cuestiones de género y diversidad ganan cada vez más relevancia, "Fátima y el Parque de la Fraternidad" contribuye a fortalecer la lucha por la igualdad, el diálogo sobre la importancia del respeto y la inclusión, y a reafirmar el poder transformador del teatro como herramienta de cambio y de reflexión social.
La obra, en sus funciones de la 73 a la 76, fue presentada en el Café Teatro Macubá y en el Cabildo Teatral Santiago como parte de las actividades para celebrar el aniversario 55 de vida artística de la maestra Fátima Patterson, premio nacional de teatro 2017, y los 35 de fundado del Consejo de las Artes Escénicas en este territorio suroriental, institución que reafirma el compromiso con la promoción del arte y la cultura.