En la medida que el 2024 en Cuba dejó entrever la cara más cruda de las limitaciones provocadas por el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos así se han multiplicado las voces en diferentes latitudes que defienden el derecho de los habitantes de la mayor de las Antillas a vivir en paz.
Dicha lucha se ha erigido principalmente en torno al reclamo global por retirar a la Isla de la lista arbitraria de supuestos patrocinadores del terrorismo dadas las serias repercusiones que acarrea esa designación en la vida cotidiana del país, añadidas al complejo entramado de subterfugios legales y coercitivos que integran el cerco imperialista y extraterritorial contra la nación caribeña.
Esta causa se ha intensificado y cobrado especial impulso de cara a los últimos días de la presidencia del mandatario norteamericano Joseph Biden quien, pese a contar con las prerrogativas para corregir esa injusticia, ha mantenido inalterable la política de máxima presión adoptada por su predecesor y próximo inquilino de la Casa Blanca, el republicano Donald Trump.
Como cada año, el clamor mayoritario de la comunidad internacional se hizo sentir en los predios de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde por trigésima segunda vez consecutiva, fue aprobada la resolución Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba, con saldo de 187 votos a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel) y una abstención (Moldavia).
La solidaridad con el verde caimán convocó también en distintos puntos del orbe como fue el caso de los encuentros regionales de solidaridad en Europa y Asia-Pacífico, celebrados en las ciudades de París y Beijing, respectivamente, así como otros espacios de este tipo a nivel nacional en países como Estados Unidos, México, España, Brasil, Colombia y Reino Unido, entre otros.
A esto se sumaron los programas de varias brigadas y contingentes internacionales que visitaron el archipiélago como la Primero de Mayo, la Juan Riuz Rivera, de Puerto Rico; la Ernesto Guevara, de Canadá; la José Martí, de Europa, y la Venceremos, de Estados Unidos, entre otras.
Frente a las penurias que enfrentó el país por las desconexiones del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), el paso de los huracanes Oscar y Rafael y la actividad sísmica en el oriente dde la nación múltiples fueron los mensajes de aliento procedentes de los más distantes lugares y los ofrecimientos concretos de apoyo recibidos de varios gobiernos e instituciones para resarcir los daños en el menor tiempo posible.
Al respecto, Oscar Pérez-Oliva Fraga, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, agradeció en conferencia de prensa el gesto de países de la región como México, Colombia y Venezuela, e igualmente Rusia, China y naciones de otras áreas geográficas que de inmediato formularon su disposición a contribuir en la recuperación.
De esta manera, el humanismo y la hermandad no se tributaron a la mayor de las Antillas de forma unidireccional pues el territorio nacional acogió diferentes marchas y manifestaciones de solidaridad con el pueblo de Palestina, el cual sufre un genocidio perpetrado por las fuerzas sionistas del Estado de Israel, con la complicidad del gobierno estadounidense.
El compromiso de Cuba con las causas justas y la convivencia pacífica quedó refrendado con la realización, en Guantánamo, del VIII Seminario Internacional por la Paz y por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras, y la reunión regional del Consejo Mundial de la Paz, desarrollada en la ciudad de Santiago de Cuba.
Muestras de que pese a la dureza del contexto actual no faltan los amigos del mundo que junto a los cubanos no cejarán en el bregar por el cese inmediato de la hostilidad. Rastros de una Isla pequeña que ha llevado el apoyo de sus hijos a los más recónditos lugares y allí germina y conmueve la fibra más sensible de esta humanidad que exige: ¡No más bloqueo!