Pedro Alcántara Oliva: El centro de limpieza es mi casa

Compartir

ACN - Cuba
Roxana Hernández Puente | Foto: Oscar Alfonso Sosa
55
08 Abril 2024

Pedro Alcántara Oliva se sabe un hombre de zafra. Más de dos décadas en el centro de limpieza Batey de la Empresa Agroindustrial Azucarera Melanio Hernández, de la provincia Sancti Spíritus, avalan su reconocimiento en un sitio cuya labor es esencial para elevar el rendimiento industrial.

   Nacido en Los Tramojos, comunidad rural de Taguasco, municipio donde también está ubicado el ingenio que desde hace dos contiendas asume en solitario la producción de azúcar en el territorio, este hombre de humildad que asombra comenzó su vida laboral como profesor de Física.

   Aquí propiamente llegué a través de otra persona y me quedé, este trabajo me gusta, me siento bien y, sobre todo, siento que reconocen lo que hago, para todo es Pipo pa´aquí, Pipo pa´allá, dijo a la Agencia Cubana de Noticias, en clara alusión al sobrenombre que se escucha una y otra vez en el lugar que desde hace aproximadamente un lustro se convirtió en el principal receptor y distribuidor de toda la gramínea del “Melanio Hernández”.

   De la sabiduría de Pedro y su disposición para asumir cualquier labor –sin importar la hora, el día o los problemas familiares que en los últimos tiempos le ha tocado enfrentar- dan fe las constantes llamadas de sus compañeros, las consultas ante cualquier contratiempo.

   El centro recibe toda la materia prima que tributa a la fábrica, está diseñado para procesar los arribos las 24 horas y es donde se realiza el proceso de limpieza, subrayó Alcántara Oliva quien apuntó que con la escasez de productos químicos y la situación que tiene Cuba hoy día para adquirir cualquier surtido, resulta difícil imaginarse una campaña sin este sitio.

   Aunque en la actualidad la faena comienza a las 7 de la mañana y se extiende hasta que llegue el último carro de la jornada, a este pesador suele vérsele en todo momento entre los hierros.

   Vivo aquí, aseveró, y es difícil imaginarse a Pedro lejos del colectivo que a fuerza de muchísimo empeño, ha logrado consolidar y capacitar para que en la pasada campaña, por ejemplo, el tiempo perdido por paradas fuera muy poco.

   Mi hermano labora también en la referida área desde hace una década, ahora mi hijo está de jefe de brigada y me ayuda en el pesaje porque he tratado de inculcarle siempre la responsabilidad por el trabajo, recalcó.

   Gracias a esa constancia y a su ejemplaridad, a Alcántara Oliva nunca le han faltado el acompañamiento de sus obreros y el apoyo incondicional de la empresa taguasquense cuando más lo ha necesitado; esas cosas conmueven y me comprometen, me mantienen motivado para seguir demostrando respeto por mis camaradas de cada jornada, precisó mientras intenta disimular su emoción.

   Cada vez que alguien me llama o preguntan por mí, me encuentran en este lugar, esta es mi casa, llego a las 6 de la mañana y no tengo horario para salir. Además, estoy en zafra todo el tiempo porque la época de reparaciones es bien compleja. Este año fueron trabajos duros, pero pudimos arreglar y montar todo afirmó.

   Al referirse a la situación actual del cultivo de la caña, insistió en que la escasez de recursos como los fertilizantes incide en los rendimientos y eso repercute, a su vez, en el centro.

   Si algo enorgullece hoy a Pedro Alcántara Oliva es haber logrado la estabilidad del colectivo tras una etapa en la que constantemente entraban y salían obreros. Ello constituye una señal de que algo estamos haciendo bien, aseveró.

   Todos los trabajos que he tenido me han exigido mucha responsabilidad, con horarios complejos, y eso me ayudó cuando llegué a este sitio, no me arrepiento de haberle dedicado muchos años de mi vida; si cuando cumpla la edad de retiro todavía me necesitan, aquí estaré, esta es mi casa, reiteró.