Con amor, con deseos de poner la bandera bien en alto y hacer escuchar el himno de mi Patria, siempre competí, enfatizó en declaraciones a la ACN Yoanka González, la más encumbrada figura del ciclismo cubano.

Sin esos sentimientos por Cuba, sin el amor de mi pueblo, no hubiera llegado lejos, es lo primero que viene a mi mente cuando recuerdo las competiciones, subrayó la pedalista.

A las generaciones actuales y futuras de ciclistas las convido a dedicarse en cuerpo y alma al deporte que escogieron, agregó.

Que lo hagan con el corazón, por amor a la Patria, al pueblo. Todo lleva esfuerzo, pero más que todo sentimiento, señaló.

Agradezco mucho a Fidel, a la Revolución, por ser parte fundamental de mi carrera. Mis raíces son humildes, campesinas. Debo mis resultados por entero a la Revolución, sin ella no hubiera podido ser nada, comentó Yoanka, formada en Maguaraya Arriba, en el municipio de Cifuentes, en la central provincia de Villa Clara.

La medalla olímpica fue algo fenomenal, increíble, pero sentir el cariño, que no eres olvidada, provoca mucha emoción, expresó conmovida la ex atleta, con voz entrecortada y el asomo de las lágrimas.

Yoanka González fue subcampeona en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, en una carrera por puntos donde la inexperiencia a ese nivel le generó una indecisión, que a la postre impidió lograr el oro, al dejar que se alargara la escapada de la holandesa Marianne Vos, la más laureada ciclista de la historia.

Además, la cubana fue campeona del orbe en Scratch en Melbourne 2004 y bronce mundial en la carrera por puntos en Stuttgart 2003 y acumuló siete medallas en Juegos Panamericanos e igual cantidad en Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Desde la velocidad hasta la ruta Yoanka fue un portento y, retirada del deporte activo en febrero de 2017, llegó a competir junto a las estrellas actuales y mantuvo hasta el final la consagración, humildad y gran vocación por el trabajo en equipo, siempre para que el triunfo, sin importar el nombre, fuera de Cuba, su gran amor.

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