Artemisa, 7 nov(ACN) Muchos trabajadores del Hospital Ciro Redondo García, ubicado en la capital de Artemisa, y los pacientes, no olvidarán la tarde noche del seis de noviembre de 2024; vivieron los destrozos causados por el huracán Rafael y también el nacimiento de 11 bebés.
La doctora Niurka de la Caridad Larrionda Valdés, directora de la institución, explicó en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias, que los principales daños se concentran en la caída del falso techo, ventanales de cristal y de aluminio de algunas salas, así como filtraciones.
Debido a las medidas adoptadas no se reportan afectaciones a los equipos médicos, ni de otros recursos materiales, subrayó.
Según la directora hubo un momento complejo: la caída de los ventanales de la sala de terapia intensiva.
En esta área atendían a tres pacientes, todos ventilados, cuando fuertes vientos derribaron las ventanas de cristal y parte del falso techo. Entonces se procedió a su reubicación en la sala de servicios coronarios, en la misma terapia, sin ninguna repercusión para el ingresado.
Las embarazadas se trasladaron del bloque de hospitalización al que concentra las unidades de parto, pre-parto, neonatología y los salones de operaciones.
Esta área también sufrió las afectaciones de los fuertes vientos y la lluvia. Fue necesario, en consecuencia, reubicarlas en cubículos seguros y hasta en salones de operaciones.
Pero el trabajo no se limitó a la protección. En medio del embate del huracán nacieron 11 bebés, “todo salió increíblemente bien”.
Larrionda Valdés aludió a la atención de algunos pacientes por lesiones leves; ninguno debió ser remitido ni ingresado.
En la tarde de hoy reinicia el servicio de hemodiálisis, pues la sala (en el mismo bloque que la terapia) sufrió la caída fragmentos del falso techo y ventanas de vidrio; los riñones artificiales estaban protegidos pero es necesario una limpieza profunda.
Se ha trabajado muchísimo en el hospital artemiseño; la directora reconoció que la recuperación inició en horas de la madrugada; y algo muy importante, subrayó, es que el equipo de la institución siempre contó con el apoyo de los familiares de los pacientes.
“Nos ayudaron en el traslado por los pasillos, en el movimiento de camas y colchones; después se sumaron con escobas y haraganes a escurrir; con ellos el hospital amaneció más limpio”.