La Habana, 5 dic (ACN) Rolando Pérez tiene más de 50 años de experiencia científica en Cuba, en su mayoría dedicados al Centro de Inmunología Molecular (CIM), entidad biotecnológica fundada hace hoy tres décadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Egresado de la Universidad de La Habana, en 1973, de la carrera de Física, defendió su tesis doctoral en Ciencias Biológicas con una investigación en el campo de la oncología molecular, específicamente el estudio de la regulación del crecimiento de los tumores a partir de determinados factores, una de las temáticas principales que distinguen a la institución en la actualidad.
Aunque el CIM no fue su primera entidad laboral, antes se desempeñó como jefe del departamento de Bioquímica del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), Pérez abrazó la idea de la importancia de un centro como este y se incorporó de inmediato al núcleo fundacional, liderado por el también científico Agustín Lage.
En declaraciones a ACN, apuntó que los antecedentes del Centro de Inmunología Molecular se hayan en una visita de Fidel a los laboratorios experimentales del INOR, donde se obtuvieron los primeros anticuerpos monoclonales en el país, a partir de la tecnología de hibridomas, novedosa en ese entonces y que constituyó uno de los pilares de la naciente industria biotecnológica en el orbe.
El Comandante en Jefe insistió en el desarrollo de esa tecnología en Cuba y en una primera etapa, acotó, se remodelaron algunos laboratorios del Instituto y se creó una pequeña capacidad de producción, para introducir su aplicación en el sistema nacional de salud (SNS).
Paralelo a estas acciones, el líder histórico orientó comenzar a trabajar en un proyecto de Centro de Investigación-Producción con posibilidades para el escalado industrial, de ahí que el equipo fundador integró a científicos e ingenieros, quienes prosiguieron el desarrollo y evaluación de las tecnologías en las infraestructuras del INOR y diseñaron y construyeron, a la vez, la nueva instalación inaugurada el 5 de diciembre de 1994.
Miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, correspondió a Rolando Pérez la organización y crecimiento de la actividad de investigación y desarrollo del CIM, desde sus primeros años, consciente de que el valor del conocimiento radica en su utilidad y que la responsabilidad no acaba hasta el impacto en la economía y en la sociedad.
De una agilidad y capacidad mental extraordinaria, el profe Rolando –como le llaman sus compañeros- aseguró que el CIM se convirtió en el espacio para también aprender de propiedad intelectual, capitalización y negociación de activos intangibles, cultura regulatoria, innovación tecnológica y organizacional, y la creación de esquemas empresariales externos, redes de colaboración con las universidades y el SNS.
Convencido de la continuidad de la obra iniciada hace tres décadas, con el talento y sentido de pertenencia de los jóvenes del Centro y el compromiso de ellos con el proyecto revolucionario, Pérez reafirmó el valor emancipatorio y humanista de la ciencia, ese camino que escogió desde temprana edad y sigue hasta hoy como asesor del Grupo de las industrias biotecnológica y farmacéutica cubana, BioCubaFarma.