Ciego de Ávila, 23 sep (ACN) Prohibiciones para efectuar compras y el encarecimiento de recursos tecnológicos, además de restricciones para acceder a informaciones e intercambiar con profesionales de otros países, constituyen algunos obstáculos impuestos por el bloqueo estadounidense al sector científico en Ciego de Ávila.
Yamilé Jiménez Peña, directora del Centro de Ingeniería Ambiental y Biodiversidad (Ciba), enclavado en el territorio avileño, denunció que el cerco imperialista obliga a realizar negociaciones en mercados geográficamente distantes para obtener equipamientos, lo que conlleva a un incremento de los costos por concepto de flete.
La comunidad científica cubana tiene restringidas las visitas a más de 200 sitios en Internet y existen plataformas de videoconferencias prohibidas para Cuba, cuestiones que impiden el acceso al conocimiento, dificultan la fundamentación de investigaciones e imposibilitan el diálogo con especialistas de otras naciones, agregó.
Se refirió a las dificultades para obtener equipamientos, reactivos o medios de cultivos provenientes de firmas estadounidenses, lo que encarece los recursos empleados en los laboratorios de la Isla.
Las medidas unilaterales, criminales y genocidas derivadas del bloqueo económico, comercial y financiero se mantienen y recrudecen para limitar el progreso tecnológico, científico e investigativo en diferentes esferas de la sociedad.
Valoró que los perjuicios no son mayores porque cuentan con investigadores y especialistas creativos, que proponen fórmulas e innovan de manera constante, lo que demuestra el sentido de pertenencia y compromiso con el avance de las instituciones y del país.
Con más de 31 años de fundado, el Ciba —antes denominado Centro de Investigaciones de Bioalimentos— ha enfrentado restricciones para efectuar exámenes de laboratorios que validan resultados científicos orientados a satisfacer necesidades alimentarias en los animales.
Investigadores de ese centro, subordinado a la Agencia de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), expresaron que la carencia de medios tecnológicos impide realizar mediciones más precisas, resta agilidad a los procesos y complejiza el trabajo, no obstante, logran resultados con calidad e impacto en el desarrollo económico y social.
Revistas internacionales restan validez a investigaciones del Ciba por no emplear tecnología de avanzada en los experimentos y análisis de laboratorios; a esto se añaden los costos abusivos para publicar, imposibles de pagar por instituciones cubanas.
El déficit de recursos imposibilita la reproducción de un mayor número de plantas para restablecer la vegetación sobre las dunas costeras y sustituir especies invasoras en la jardinería hotelera del destino turístico Jardines del Rey.
Sin embargo, en condiciones rústicas han concebido miles de plantas nativas de ecosistemas costeros, posteriormente sembradas en los montículos de arena de la cayería norte avileña, con el objetivo de fortalecer esas estructuras, esenciales para reducir los impactos de desastres naturales y el cambio climático.
Los investigadores también coincidieron al señalar, como otra consecuencia de esa política hostil, la falta de combustibles para desplazarse hasta diferentes áreas de trabajo.
Del mismo modo, el déficit de recursos tecnológicos dificulta los estudios de peligro, vulnerabilidades y riesgos, sin embargo, experimentan significativos avances en este tipo de investigaciones para respaldar un desarrollo socioeconómico con perspectiva de riesgos, lo que constituye garantía de sostenibilidad.
A pesar de esas negativas, el Ciba continúa la prestación de servicios científico-técnicos en el sector empresarial, ejecuta acciones en diferentes ámbitos para aumentar la capacidad de respuesta ante el cambio climático e incursiona en la caracterización de ecosistemas como parte de proyectos territoriales, sectoriales e internacionales.
El sector científico se ubica entre los más perjudicados por el cerco que establece la administración estadounidense, sin embargo, el país continúa apostando por el avance en esa esfera, reconocida como pilar del desarrollo y la soberanía nacional.
Así consta en el informe “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, presentado anualmente por la Mayor de las Antillas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Ese documento ejemplifica que “en el período analizado (marzo de 2023 a febrero de 2024), los daños ocasionados en el ámbito de la biotecnología ascienden a unos 124 millones 168 mil 500 dólares, y se expresan, fundamentalmente, en los ingresos dejados de percibir por exportaciones, las pérdidas por reubicación geográfica del comercio y las afectaciones monetarias”.