Guantánamo, 25 abr (ACN) Cuando parecía que la historia del ómnibus 1246, que cubría la ruta Maisí-La Habana, quedaría en el recuerdo del accidente del pasado 25 de marzo en el viaducto La Farola, sin fatales consecuencias, la gratitud de un pueblo lo revivió, en un homenaje más que merecido.
Aquel día, la guagua presentó problemas en los frenos y gracias a la agilidad y destreza del chófer Luis Antonio Rodríguez Griñán, se evitó la catástrofe; el joven conductor logró estabilidad por más de un kilómetro entre curvas cerradas y pronunciadas pendientes y salvó la vida de todos los pasajeros, no hubo siquiera un lesionado.
A casi un mes del suceso, las redes sociales volvieron a descubrir los rostros de la tripulación salvadora, en una conmovedora acogida de los maisienses a la llegada, este jueves, de los choferes Luisito, como le llaman y Bernardo Bello, los cuales no pudieron ocultar su emoción, ante tan desbordante bienvenida.
Fue un impresionante reconocimiento el que ofreció el pueblo, junto a sus autoridades, a quienes calificaron de “héroes”, con un alto sentido del deber.
Pareciera por las imágenes que nadie quedó en casa, todos querían saludar a los protagonistas de la historia de un gran susto con final feliz, hombres sencillos, pero inmensos en su humildad.
Conmocionada, una de las pasajeras del viaje agradeció el estar viva: nosotros nacimos el 25 de marzo de 2025, los pasajeros te lo reconocemos Luisito, fuiste muy valiente, dijo, en un sollozo.
La gente, agolpada, los rodeó, en un gesto de amor espontáneo, sentido, verdadero, después de haberlos escoltado desde que asomaron en el ómnibus, ese que seguirá rodando por las carreteras de Cuba, en la ruta más larga del país, con mil 100 kilómetros de recorrido y choferes expertos, ágiles, responsables y ahora, más comprometidos.
Reconoce Esteban Lazo Hernández trabajo para buscar soluciones

Llegan amigos de diversos países para participar en el el Primero de Mayo
